| Crónica

AMIA: la defensa de Galeano con un viejo recorte periodístico de 1996

Padre e hijo unidos por la cobertura de un hecho ocurrido hace más de 20 años. El juicio oral por las irregularidades cometidas en la investigación.

El ex juez Galeano es uno de los acusados.

El ex juez Galeano es uno de los acusados.

Por Jerónimo Saralegui

Estoy en una sala de audiencias de los tribunales federales de Retiro. Mejor dicho, al fondo, en el espacio reservado al público. El público somos tres personas.

Adentro del recinto, un tipo acusado de encubrir una de las peores desgracias ocurridas en la Argentina continúa su defensa con un ritmo monótono. El tono nasal atraviesa toda su declaración. Parece que le doliera intensamente la garganta cada vez que traga el aire antes de encarar una nueva frase.

Se remonta a contar cosas de hace 21 años. Meses antes de que naciera unos de mis hermanos, que ahora va a la facultad. Para 1996, Juan José Galeano era el juez que encabezaba la investigación que debía dar con los responsables internacionales y la conexión local del atentado a la AMIA, que el 18 de julio de 1994 provocó la muerte de 85 personas.

Pienso que Alberto Binder podría haber usado esta causa para ejemplificar cada uno de los vicios, defectos y desventajas de un proceso penal inquisitivo. A lo mejor lo hizo y no lo sé. En fin, ese año yo estaba en primer grado. Me acuerdo de haber visto la noticia, los escombros, por televisión.

Hace cuatro audiencias que viene enumerando las circunstancias que, según él, lo llevaron a detener a un grupo de policías bonaerenses por su supuesto vínculo con el ataque. Cita testimonios, pasajes de los diálogos grabados ilegalmente con la última persona que se sabe tuvo la Trafic usada como cochebomba, Carlos Telleldín; arremete contra el Tribunal que hizo caer casi todo lo que mandó a juicio; acude a recortes de la prensa de la época.

Una de esas notas que muestra la escribió mi viejo. La sorpresa me hace dar un respingo. Es de cuando trabajaba para La Nación. Lo menciona con nombre y apellido. Galeano considera que le sirve para apuntalar uno de sus puntos: que ya en 1996 desconfiaba del rol de un área de la Policía Federal en la investigación.

Me acuerdo, mientras escucho, que mi papá me contó que estar en el lugar a horas de haber sido cometido el atentado, cuando todavía estaban rescatando sobrevivientes y sacando cuerpos, fue una de las cosas más fuertes que le tocó cubrir como periodista. 

El 18 de julio próximo se cumplen 23 años del ataque terrorista. Los protagonistas autóctonos son casi todos los mismos que los del primer juicio -que terminó en 2004-, con distintos roles. Las familias y allegados de las víctimas todavía no tienen certezas sobre lo que pasó. Quizás nunca las tengan. Es un horror.

Al menos, algunas cosas últimamente van tomando forma: por ejemplo, la Fiscalía especializada logró, finalmente, determinar el año pasado la identidad de “la víctima 85”. Se llamaba Augusto Daniel Jesús y tenía 20 años.

Los años, la incertidumbre y una profesión que tal vez nunca me anime a abrazar del todo ofician de hilo conductor, y ahora estoy escribiendo sobre lo mismo que escribió mi viejo en 1996.