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Alberto, los medicamentos gratis para jubilados y una historia poco conocida

El candidato del Frente de Todos generó revuelo. Su relación con un poderoso empresario.

Fernández metió a la economía como tema de campaña.

A mediados de la semana pasada Alberto Fernández apareció con un mensaje fuera de la planificación de su comando de campaña: que el PAMI pague todos los medicamentos de los jubilados lo cual daría un monto de 18 mil millones de pesos, que, según el candidato peronista, es lo que paga el Gobierno en 10 días de bonos leliq, todos en manos de bancos.

Unos días después dijo que bajará los intereses de los bonos que el Banco Central les vende a los bancos para aumentar las jubilaciones. Dijo también que en el caso de llegar a la Casa Rosada impulsará un aumento de salarios.

Los medios hegemónicos y más oficialistas salieron a castigar al candidato opositor con el argumento de que «no hay fondos», como si le decisión de los gastos del presupuesto no se tomara en el ámbito político.

Pese a las polémicas, en el Frente de Todos celebran que la cuestión económica haya ocupado el centro de la escena, cuando faltan tan pocos días para la PASO que comenzarán a definir el futuro político del país.

La historia de los medicamentos gratis para los jubilados tiene una explicación. Al interior del círculo del candidato, fue imposible despegar ese concepto de la amistad que Fernández tiene con Hugo Sigman, uno de los empresarios más poderosos del sector farmacéutico y que tiene una relación de larga data con Fernández, atravesada por episodios de corte judicial.

Sigman era dueño de la revista TXT cuando se publicó la entrevista en la cual el arrepentido Mario Pontaquarto daba cuenta del escándalo de las presuntas coimas en el Senado que iba a terminar con la renuncia de Carlos Chacho Álvarez al gobierno de la Alianza. Fue el fin del comienzo del gobierno de Fernando de la Rúa.
En algunos pasajes del juicio oral Pontaquarto habló de su relación con el ex jefe de gabinete y dijo que fue quien lo acercó a Sigman, quien por cierto cubrió, después de la publicación de la revista TXT, todos los gastos legales de Pontaquarto.
Pasaron los años y en 2008 estalló el caso del Triple Crimen de la efedrina en General Rodríguez. Rápidamente, el crimen fue conectado Clarín y La Nación con la campaña presidencial del año anterior que le daba el triunfo a Cristina Kirchner y en la cual Alberto Fernández fungía como recaudador entre los laboratorios a través de su hombre de confianza Héctor Cappacioli.
La investigación llegó hasta Cappaciolli pero Sigman ni siquiera fue citado a declarar aunque, según diversos testigos de esa campaña, el empresario tuvo un rol central que luego se traduciría en diversos gestos en el primer gobierno de Cristina.