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A 68 años del final de la Segunda Guerra Mundial se lanza la última búsqueda de criminales nazis

Miles de nazis fueron llevados a juicio. Los crímenes no prescriben.

Miles de nazis fueron llevados a juicio. Los crímenes no prescriben.

Por Javier Sinay.

A 68 años del final de la Segunda Guerra Mundial, el Centro Simon Wiesenthal lanza una nueva gran campaña en su implacable cacería de criminales de guerra nazis. La Operación Última Oportunidad (Operation Last Chance) se anuncia en las calles de Berlín, Hamburgo y Colonia (en Alemania) con dos mil grandes afiches y ofrece 25 mil euros de recompensa a quien facilite información valiosa. “Millones de inocentes fueron asesinados por criminales nazis ¡Algunos de ellos aún viven y están libres! Ayúdenos a llevarlos ante la justicia”, se puede leer en los carteles.

En realidad, ésta es una nueva etapa de la Operación, que ya lleva algunos años y que va desarrollándose a lo largo del planeta. Ante la posibilidad de que algunos de esos nazis pudieran todavía esconderse en la Argentina, el historiador Efraim Zuroff –director del Centro Simon Wiesenthal en Israel y uno de los cazadores de nazis más conocidos del mundo- dijo a la Deutsche Welle (el canal de televisión público de Alemania) que podría haber algunos, aunque no se mostró entusiasmado. “Cuando lanzamos la Operación Última Oportunidad en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, en 2008, no obtuvimos pistas serias, aunque en Argentina y Chile hemos tenido una buena cooperación”, explicó. “Muchos de los nazis que buscaron refugio en Latinoamérica eran criminales prominentes, que sabían que después de la guerra los aliados los buscarían. Esa gente ya murió. La gente menos importante no huyó a Sudamérica, se refugiaron en las democracias anglosajonas, Estados Unidos, Australia o el Reino Unido, o volvieron a Alemania y Austria”.

Estos afiches fueron difundidos en las principales ciudades de Alemania.

Estos afiches fueron difundidos en las principales ciudades de Alemania.

La primera fase de la Operación Última Oportunidad, llevada a cabo entre 2002 y 2011, consiguió datos sobre 605 sospechosos y logró llevar ante la Justicia a 103. La segunda fase ha recopilado desde 2011 información sobre 53 presuntos criminales y ha permitido enjuiciar a tres. Es que en el país que algún día fue gobernado por Adolf Hitler, los crímenes nazis no prescriben.

“No nos queda mucho tiempo. Dos o tres años como máximo”, explicó a la prensa el director Zuroff. Y aseguró que el Centro espera recibir indicios de algunas de las seis mil personas que trabajaron en campos de concentración o que integraron los escuadrones de la muerte conocidos como “Einsatzgruppen”. Según estimaciones del Centro, sólo el 2% de aquella población todavía se mantiene viva, de las cuales la mitad podría estar en malas condiciones de salud, lo que reduciría el espectro a un 1%: unas sesenta personas serían los blancos de esta Operación.

Como sea, “el paso del tiempo no puede borrar la responsabilidad por los crímenes cometidos”, consideró Zuroff. “No hay que ver en esa gente ancianos débiles sino pensar que en el apogeo de su fuerza física desplegaron toda su energía para matar a hombres y mujeres inocentes”. Así, en junio una fiscalía húngara de Budapest acusó a Laszlo Csatari, de 98 años, por su participación en la deportación de doce mil personas hacia campos de concentración. El anciano, detenido desde hace un año, rechazó las acusaciones y ahora espera el juicio en septiembre. En el mismo sentido, en Alemania ha sido detenido un abuelo de 93 años en mayo, llamado Hans Lipschis y acusado de trabajar en el campo de Auschwitz. “Sólo era un cocinero más”, dijo el viejo, mientras un debate surcaba la opinión pública germana en relación al sentido de una justicia tan tardía y al malestar que dicen sentir algunos al ver a ancianos postrados en el banquillo de los acusados.

El Centro Simon Wiesenthal se apoya ahora en la jurisprudencia creada por el caso de John Demjanjuk, un guardián del campo de concentración de Sobibor (Polonia) condenado en 2011 a cinco años de cárcel por su complicidad en el asesinato de al menos 28.080 prisioneros (de cerca de medio millón que perdieron la vida allí) y muerto en prisión un año después. En ese caso el tribunal consideró que por su mera función Demjanjuk era co responsable, a pesar de la ausencia de pruebas y testigos. En el debate también participó un célebre cazanazis: el abogado francés Serge Klarsfeld, que dijo en su momento que aquel proceso se basó en “un principio soviético y no democrático, porque la justicia alemana es tan dócil como en los años cincuenta y sesenta. Cuando se podía juzgar a los criminales, Alemania no hizo su trabajo. Hoy los quiere juzgar pero ya no hay más criminales”.

Desde el juicio de los principales responsables del Tercer Reich en Nuremberg (1945-1946), 106 mil nazis fueron acusados de crímenes de guerra. Unos 13 mil fueron juzgados y la mitad de ellos condenados, según la administración alemana encargada de elucidar aquello crímenes, con sede en Ludwigsburg. “Todas las víctimas del nazismo merecen nuestro esfuerzo y es necesario lanzar un mensaje a toda la sociedad”, dijo Zuroff. Y destacó que hasta ahora, en sus más de treinta años de caza de criminales nazis, nunca había encontrado a ninguno que se hubiera arrepentido de lo hecho.


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