El juez federal Rodolfo Canicoba Corral espera acelerar en los próximos días la definición sobre la validez del memorándum de entendimiento que el Gobierno argentino firmó con Irán con el objetivo de avanzar en la investigación del atentado contra la sede de la AMIA. El juez tiene fuertes planteos respecto a ese documento pero ya le habría adelantado al secretario Legal y Técnco de la Presidencia, Carlos Zaninni, que resolverá por la constitucionalidad. Solo un giro intempestivo podría hacerlo cambiar de opinión.
El juez ya ha compartido en el silencio de su despacho las objeciones de tipo procesal que tiene al documento que el canciller Héctor Timerman firmó en Etiopía con su par iraní, Ali Akbar Saleh. En ninguna parte del texto hay referencias al Código Procesal Penal argentino. Ocurre que bajo ese compendio de normas y obligaciones deberían realizarse los interrogatorios en Teherán a los sospechosos de haber participado en el atentado contra la mutual judía.
Tampoco es claro el mecanismo. El memorándum habla de un “cuestionario” que deben responder los “individuos”. En realidad se trata de un interrogatorio y no son individuos sino procesados que estuvieron prófugos de la Interpol.
Canicoba Corral no tendría problemas en mirar para el otro lado y evitar que así los esfuerzos del Canciller queden en la nada. Además el juez no quiere ni pensar en la idea de que le quiten una causa que contribuye a mejorar su delicada imagen pública, deteriorada no solo por la publicidad de su vida privada más propia de un magnate que de un juez, sino por su actuación durante los años 90.
El juez, sin embargo, esta vez ha puesto un límite: la seguridad del fiscal Alberto Nisman sobre quien pesa un pedido de detención emitido por la procuración de Teherán. En los códigos persas están tipificados como delitos las criticas que se puedan expresar contra Irán como un crimen contra el honor. Esto es lo que le imputan a Nisman y esa orden todavía no ha quedado clausurada.
Hay una explicación: si bien el gobierno nuevo de Hassan Rouhani tiene una vocación más aperturista que el anterior de MahmudAhnadinejad, la Justicia y los principales estamentos del país continúan en manos de religiosos ortodoxos. Por eso la decisión de garantizar la seguridad de Nisman no puede ser un simple llamado telefónico. Si esto no ocurre Canicoba Corral no prestará la firma para darle validez al memorándum y Nisman tampoco viajará porque sería encarcelado apenas tocara suelo iraní.