¿Quién los financiaba? ¿Hasta dónde llegan los vínculos del grupo? Los investigadores del ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner tienen esas líneas de acción para profundizar la pesquisa sobre los vendedores de copitos de azúcar, amigos de Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, los dos únicos detenidos hasta ahora. ¿Son sólo unos esforzados cuentapropistas que buscan ganarse el mango? Creen que puede haber algo más.
«Habría evidencia de más de uno por lo menos, que han estado días previos en el lugar de Juncal y Uruguay», dijo una fuente de la causa, en referencia a la «inteligencia previa» que se hizo en el domicilio de CFK, antes de que Sabag Montiel gatillara dos veces el jueves 1 de septiembre, poco antes de las 21 cuando la presidenta del Senado llegaba a su casa.
El diario Página 12 publica en la edición de hoy que también habría estado presente en las inmediaciones de la vivienda de la vicepresidenta uno de los amigos de ambos, Gabriel Carrizo, con un gorro y un tapabocas, de acuerdo con las imágenes que se extrajeron de un video tomado el 28 de agosto.
Carrizo es quien apareció el viernes último durante un reportaje en Telefé, al lado de Brenda, para decir que no eran terroristas, que recibían amenazas y que él era el financista de los carritos de copos de azúcar con los que todos ellos supuestamente se ganaban la vida.
Más pruebas
Pero la jueza María Eugenia Capuchetti aún no ordenó su arresto ni del resto de los amigos de la pareja detenida. «Todavía falta, estimo. La jueza es la que tiene que determinar si hay elementos suficientes. Debe querer que se reúna más evidencia. Se está trabajando en eso», confió una fuente del caso.
En esa línea, el diputado nacional Rodolfo Tailhade (FdT) sostuvo que el grupo de vendedores de algodón de azúcar que integraba el atacante contaba con «información precisa» y una «estructura de financiamiento y logística» provenientes de «vinculaciones con sectores de inteligencia».
Tailhade cuestionó que la jueza no haya ordenado la detención de los allegados de la pareja, que declararon como testigos en la investigación, y además agregó que todas esas personas «no son ningunos marginales» sino más bien un grupo neonazi que tiene «un perfil que claramente pudo haber sido creado por servicios de inteligencia, como han hecho históricamente».
Para el diputado, la prueba más contundente de que el tirador y su novia forman parte de una red más amplia es que a Sabag Montiel «se le borraron todas las redes y le borraron el teléfono estando el teléfono en el juzgado y mientras él estaba detenido e incomunicado», lo que refleja -dijo- «que los dos chicos no están solos, sino que hay una estructura atrás, que es la bandita de nazis que inexplicablemente no están presos».
Otros en el lugar
Por ese lado, una de las fuentes dijo que se espera que surja «alguna novedad que se pueda confirmar en el análisis de imágenes, para seguir profundizando la presencia de otros miembros de la organización en el domicilio de Juncal y Uruguay».
También se trata de dar con las fuentes de financiamiento del grupo, ya que se entiende que los famosos copitos de nieve pueden ser apenas una fachada. «Se trabaja para establecer líneas de apoyo logístico y financiero, para saber de qué vivían, entre otros puntos, ya que contaban con tiempo libre para realizar trabajos previos y se cree que no vivían de la venta de copos de azúcar», confió uno de los investigadores.
Se da por descontado que la pareja tenía otros apoyos, además de los vendedores de copitos. «Si bien a priori los miembros de la organización “aparecen” como vulnerables e influenciables, hay evidencias de que ejecutado el atentado, Brenda recibió contención por parte de su entorno cercano, durante esas horas se utilizaron otras vías de comunicación alternativas», explica el informante.
Una de las puntas que se investiga son los posibles vínculos con el grupo conocido como Revolución Federal, una agrupación ultraviolenta que llevó adelante manifestaciones en contra del gobierno. Brenda estuvo en alguno de esos actos y se investiga al resto del grupo.
Inteligencia previa
Mientras tanto, los investigadores ya pudieron dar por probado que los detenidos «hicieron inteligencia previa los días y semanas previas al atentado, incluso antes de que empezaran las concentraciones habituales de militantes y seguidores entorno en cuestión».
Además, finalizó el trabajo de descarga de datos y archivos sobre el teléfono de Brenda, donde se logró desbloquear una documento encriptado; se analizan 120 gigabytes de información, que pueden aportar nuevos elementos.
Y se espera que el trabajo sobre los teléfonos que entregaron los miembros del grupo de forma voluntaria puede aportar otros elementos. Se trata de establecer si los manipularon con anterioridad para eliminar o descartar información, ya que faltaban mensajes y elementos.