Las derivaciones del tiroteo ocurrido la semana pasada entre policías federales y bonaerenses, con un comisario muerto, en medio de una denuncia por extorsión, son imprevisibles debido a que aún no se sabe con precisión hasta donde llega esta trama de corrupción en la fuerza que depende de María Eugenia Vidal.
La última novedad es el arresto de cuatro policías bonaerenses que prestaban servicio en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Avellaneda-Lanús durante la noche del martes 2 de abril, tras una serie de allanamientos ordenados en la causa sobre extorsiones que quedaron al descubierto tras el tiroteo del último viernes.
Los detenidos son el comisario inspector Aníbal Marcelo Ochoa, quien se desempeñaba como segundo jefe de dicha seccional; el oficial principal Raúl Elías Hernández, jefe de operaciones; el comisario Esteban Arana y el teniente primero Claudio Saldivia, estos últimos del Gabinete Antidrogas.
El caso pone de relieve que la corrupción en la Policía Bonaerense no es un tema cerrado ni mucho menos. Cabe recordar que a poco de asumir Vidal en la Departamental La Plata se descubrieron sobres con dinero provenientes de la recaudación ilegal. Por ese caso, nueve jefes policiales fueron condenados semanas atrás.
Los allanamientos y las detenciones fueron llevados a cabo por personal de la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense, por orden de la fiscal Soledad Garibaldi, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de Avellaneda, quien lleva adelante la investigación a raíz de una denuncia por extorsión.
Por esta misma causa, continuaba detenido el capitán Eduardo Ángel Franicevich, del gabinete antidroga de la DDI de Avellaneda, quien fue capturado el viernes a la noche durante el tiroteo en el que murió baleado por los federales su jefe en esa dependencia, el comisario Hernán David Martín (43).
Por su parte, el subcomisario Luis Edgardo Otero (37) y el subayudante Silvio Ricardo Vergara (33), ambos integrantes del gabinete que investiga secuestros extorsivos en la DDI de Avellaneda, habían sido apresados y fueron liberados tras ser indagados por la fiscal Garibaldi, luego de que se estableciera que no estuvieron presentes en la extorsión que sufrió la mujer, ni tampoco en la estación de servicio de Avellaneda al momento del enfrentamiento.
La investigación se inició el jueves último cuando una mujer se presentó en la fiscalía y denunció que supuestos policías le habían exigido dinero para no armarle una causa por drogas, la tuvieron 50 minutos esposada en un auto perteneciente a la fuerza y luego fueron hasta su casa y le pidieron 30.000 pesos a su marido, de origen dominicano.
Los hombres estaban vestidos de civil, pero aseguraban ser policías y estar en condiciones de armarles una causa judicial por drogas. Inclusive le habrían mostrado una bolsa con una sustancia blanca, que podría ser cocaína.
La mujer pactó con los extorsionadores que la noche del viernes iba a entregarles los 170.000 pesos restantes en una estación de servicio situada sobre el Acceso Sudeste y Madariaga, en cercanías del ingreso al centro comercial Parque Avellaneda Shopping.
Entonces se organizó un operativo con la División Antidrogas Urbanas de la Policía Federal, se marcaron los billetes que se iban a entregar como coima y doce policías se distribuyeron en forma encubierta en la estación de servicio.
La mujer llegó al lugar y fue abordada aparentemente por el capitán Franicevich, a quien le entregó el dinero, detallaron fuentes con acceso a la causa.
En simultáneo, apareció un Toyota Etios blanco conducido por el comisario Martín que quiso embestir a uno de los policías federales y allí se produjo el primer tiroteo.
Una vez que ese vehículo se detuvo, Martín se habría bajado del auto y cuando los efectivos de la PFA fueron corriendo hacia él, les disparó y resultaron heridos.
A raíz de ese tiroteo, el comisario murió mientras que el cabo primero de la Policía Federal Claudio De Carlo recibió cuatro disparos (uno en el cuello, otro abdomen y el resto en las extremidades) y su compañero, el sargento Sergio Arán, dos tiros en las piernas, por lo que ambos fueron trasladados al hospital Fiorito y atendidos allí.