La abogada Julieta Estefanía Bonanno, 29 años, recibió a las 22.35 del 4 de junio a la oficial primero Jésica Gisel Pérez en el departamento D, del piso décimo, del edificio situado en Cabildo 2659, en pleno barrio del Belgrano, después de haber llamado al 911 para avisar que había dos hombres muertos en la vivienda. La mujer no abrió la puerta de inmediato, se tomó unos minutos, luego de que la oficial tocara el timbre, después de haber encontrado con la puerta del edificio abierta. La policía se topó con un hombre en el piso con un disparo en la cabeza y con otro sobre la entrada del baño, con abundante sangre, aunque las heridas no se veían a simple vista. Llamada al SAME de rigor y la puesta en marcha de todos los protocolos previstos en casa de homicidio. A las 23.10 la médica Natalia Lazarte corroboró que los dos hombres estaban muertos y que los decesos habrían ocurrido unos 30 minutos antes aproximadamente.
La mujer le dijo a la al policía que ella era la abogada de Rodrigo Alexander Naged Ramírez, uno de los muertos, y que el otro era el hijo de su cliente, John Naged Aguilar, también fallecido. La abogada dijo que había llevado dinero para que su cliente pagara el alquiler y cuando salía se encontró con un hombre encapuchado, que la obligó a ingresar de nuevo, al grito de “dónde está la plata, donde está la droga”. Dijo además que el killer le dijo “con vos no es la cosa” y que luego la golpeó y la encerró en un lavadero. Al rato escuchó cuatro o cinco detonaciones hasta que decidió salir del lugar del encierro. El fiscal que llegó hasta el lugar, Anselmo Castelli, ante las dudas que generó el relato decidió no tomarle declaración testimonial, ordenó que se le secuestrara el teléfono celular y se le realizara un dermotest para detectar la presencia de pólvora en sus manos.
Al día siguiente, cuando el juez federal de Campaña Adrián González Charvay, se enteró por los medios del doble crimen de Belgrano, pidió a sus colegas de la ciudad de Buenos Aires que se inhibieran de seguir interviniendo en el caso. Una de las víctimas, Naged Ramírez había estado involucrado en una causa que se tramitó en su juzgado, en el que se descubrió el embarque de más de 1300 kilos de cocaína ocultos en bobinas de acero que se iban a enviar a Canadá. El 6 de junio recibió las actuaciones. El 7 de junio, el juez ordenó el arresto de la abogada, luego de haber allanado su domicilio en Ituzaingó, después de las sospechas que se habían acumulado en su contra en esas primeras jornadas. El 14 de marzo último el juez federal cerró la causa por el tráfico de drogas, pero dejó en libertad a Naged Ramírez al día, siguiente porque había sufrido un ACV cuando estaba detenido y no se encontraba en condiciones de enfrentar un juicio oral.
Para el juez federal, la abogada jugó un rol clave en la muerte de dos dos hombres en el departamento de la avenida Cabildo: estuvo en el lugar cuando se produjeron las muertes, ayudó al homicida a ingresar en la vivienda y tenían información sobre los movimientos y la situación de padre e hijo.
Al procesar a la abogada como coautora del doble homicidio, el juez escribió que “en este tenor de asesinato, los homicidas planearon el crimen de tal modo que no hubiera testigos ajenos, cometiéndolo en la soledad de la vivienda de las víctimas, que no podían imaginar lo que ocurriría. Esta situación no fue casualidad, formó parte del plan previo urdido para matarlos a traición, impidiéndoles de ese modo ser socorridos y/o que pudieran ejercer alguna defensa para evitar el ataque mortal que sesgó sus vidas”.
En el acta de procesamiento, el juez consideró que la abogada “efectuó un aporte esencial para que la acción de matar propiamente dicha pudiera llevarse a cabo; ello dado que, fundamentalmente, hizo posible el ingreso del sujeto -o uno de los sujetos- que contribuyó con la muerte de los Naged, al edificio donde éstos vivían y muy posiblemente, a su departamento en particular. Este no es un hecho menor, ya que debe ser evaluado en el contexto total del evento. La importancia que tiene en el hecho de que se tratara de Bonanno, es que ésta se encontraba estrechamente relacionada a las víctimas”.
El magistrado, además de procesarla como coautora del doble homicidio, le dictó un embargo de 3 millones de pesos.