El clima en el cuarto piso de la calle Talcahuano vuelve a estar cruzado por el conflicto abierto entre Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz. Ambos ministros vienen de una pelea fuerte por el control de la Secretaría de Derecho Contencioso Administrativo del máximo tribunal.
La tensión volvió semanas atrás cuando la Corte decidió que no va a tratar ninguna cuestión de las causas que involucran a Cristina Kirchner.
La ex presidente y el ex canciller Héctor Timmerman motorizaron reclamos ante el tribunal por las maniobras administrativas realizadas sobre los tribunales orales de Comodoro Py, donde la ex mandataria ve la mano del Gobierno. Pero la Corte decidió no intervenir en el caso.
Rosenkrantz pretendía que la Corte revalidara todo lo decidido por Comodoro Py. Lorenzetti en cambio juntó la mayoría para esquivar el tema. Horacio Rosatti se ausentó para no firmar. Finalmente, ante un pedido unánime, Rosenkrantz se plegó a la mayoría. Lorenzetti convenció a los supremos de que un tema tan sensible merecía la mayor cantidad de firmas, especialmente con la figura de la ex presidente de por medio.
La firma fue casi en paralelo a la reunión reservada que tuvieron los jueces de la Corte con Marcos Peña y Germán Garavano. Flota la duda de si Garavano no está detrás de Rosenkrantz y esa desesperación por congraciarse con los tribunales de Retiro y quienes ocupan esos despachos.
La Corte dijo que no irá al rescate ni intervendran más allá de haber criticado a los jueces «a la carta» que paladeaba el Gobierno para llevar adelante los debates orales. En lo estrictamente formal, se trató de dos «quejas» por un recurso extraordinario denegado que fueron devueltos de revés en un caso por unanimidad- y sentaron las bases para que la Corte se desentienda de esa pelea coyuntural.
«No se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable». Esa fue la escueta fórmula contenida en el artículo 14 de la Ley N°48 que regula esa instancia, con el que la totalidad de los jueces supremos rubricaron la respuesta ante un planteo de la defensa del excanciller Héctor Timerman.
Su recurso era porque la Cámara de Casación no le había concedido una apelación para que la Corte resolviese en el marco de la causa donde se lo investiga junto a un puñado de dirigentes y la exmandataria- por la firma del Memorándum con Irán, eje de la denuncia de Alberto Nisman.
Algo similar ocurrió con un planteo de Cristina de Kirchner dirigido a apartar a Claudio Bonadio de la instrucción de la causa «Los Sauces», más susceptible de ser alcanzada por su melliza Hotesur y de ser unificada con otro expediente que investiga hechos de presunta corrupción por favorecimiento a empresarios.