
Trump gana cuando en el mundo (incluyendo la Argentina) triunfan populismos de derecha que culpan a los inmigrantes por los conflictos generados por la desigualdad. También se trata de una expresión más de repudio a ciertos efectos económicos de la globalización: las fábricas buscan mano de obra barata en países que pagan menos a los trabajadores, y disminuyen empleos que son reemplazados por máquinas.En Estados Unidos se perdieron cinco millones de puestos de trabajo en la industria durante los últimos 15 años. Desde la crisis del 2008, el ingreso de los más ricos mejoró, y las clases media y baja están un 20 o 30% por debajo del sueldo promedio que tenían antes. Si obtuvieron un nuevo empleo, ganan la mitad. Las empresas ubican sus fondos en el mercado financiero y se está creando una nueva burbuja.
Los inmigrantes siempre son los chivos expiatorios en situaciones como ésta, particularmente entre los menos educados, es decir, los menos formados en el ideal moderno de inclusión. Dan Ariely se preguntaba anoche: «¿Cuáles son los costos a largo plazo de la inequidad y de la falta de educación? Acabamos de recibir una lección y vendrán más». Y Martín Caparrós: «Un tercio de los americanos cree q el mundo fue creado hace 10.000 años. ¿De verdad nos sorprende que quieran votar al señor Trump?» El economista Richard Thaler ataja la pelota y mueve a la élite intelectual a formular una autocrítica: «Esta es una derrota para la democracia y para la ciencia. ¿Cómo hemos fallado tanto? Tenemos que asumir parte de la culpa».
Durante la campaña Trump prometió gravar los productos importados. Nada dijo sobre la posibilidad de reemplazar la mano de obra barata en el exterior por trabajo doméstico, pero es lo que sus votantes desean. Como se vio, hay más latinos y afroamericanos de lo que se suponía: Hillary perdió en Florida y el primer presidente negro de la historia no mejoró la vida de los afroamericanos. Trump tuvo eco entre las clases medias industriales y rurales, sin estudios universitarios. Los trabajadores industriales blancos representan el 40% del electorado.
En su República, Platón sostenía que cuando en una democracia las cosas van mal, un demagogo explota los miedos de los ciudadanos sin formación, y la democracia deviene tiranía. La crítica general de Platón a la democracia es indefendible, pero el filósofo acertó en este punto en particular: cuando el ciudadano promedio no recibe una buena formación, puede ser encantado por serpientes. Y un tirano para Platón es alguien que no solo se comporta de manera despótica con los demás sino que también muestra la incapacidad de gobernarse a sí mismo. Es puro impulso. Trump encarna una de las formas del arquetipo platónico: dijo que los inmigrantes mexicanos son violadores o narcotraficantes, se burló de discapacitados, aseguró que prohibirá el ingreso de musulmanes y admitió en un video que manosea a las mujeres sin su consentimiento.
¿Es casual que en Estados Unidos y en Argentina tengamos presidentes-empresarios que heredaron fortunas? En las democracias liberales, ¿hay igualdad ante la ley para presentarse como candidato? Un pobre o un ciudadano de clase media, sin el apoyo de grandes empresas, cuyos intereses no suelen ser los de los pobres, ¿puede llegar al poder? ¿Cuándo avanzaremos poniendo más límites para estas desigualdades fundacionales de las democracias modernas? ¿Cómo se vincula la corrupción con este fenómeno? (¡Comprender no es legitimar!)
¿Qué sería de Trump y de Macri si no encarnaran el voto-castigo, si hubiera más opciones con posibilidad de triunfo? El problema del «voto castigo» en Estados Unidos es que castiga a todo el mundo.
¿Puede una mujer ser presidenta de los Estados Unidos? Tatcher era conservadora y fue primer ministro en Gran Bretaña.
¿El voto electrónico puede haber favorecido el fraude?
¿Cómo opera en la psicología del votante el presupuesto (falso) de que un millonario tiene más posibilidades de volver «millonario» a un país?
El filósofo Massimo Pigliucci llama a los estadounidenses a consolarse en su Escuela de Estoicismo y los memes mexicanos enseñan a escalar muros. Agregaría que el arma de destrucción masiva no la escondió Irak sino Estados Unidos, donde se cayó en la Trampa del «sexismo, racismo, xenofobia y teorías conspirativas para todos y todos».
La historia, como la cumbia, a menudo supone dar dos pasos para adelante y uno para atrás. Quizás Trump sea la condición de posibilidad para que en cuatro u ocho años Bernie u otro demócrata cumplan con sus promesas de mejoramiento del salario mínimo y cese de los aranceles universitarios, entre otros puntos.
En un planeta cada vez más interconectado y pequeño, en el que las poblaciones devienen cada vez más inclusivas y heterogéneas, integrando comunidades fragmentadas en la diáspora, es más necesario que nunca trabajar en forma colectiva y cooperativa por una justicia global.
Tomado del Facebook de la autora.