El camarista de la Casación Penal Eduardo Riggi puede respirar tranquilo. Fue sobreseído en la causa en la cual era investigado por en un caso de coimas en el expediente por el crimen de Mariano Ferreyra.
El fallo lo firmó Norberto Oyarbide que insiste en sus desesperados intentos por congraciarse con el Pro. Riggi igual que su amiga la camarista Liliana Catucci tiene buena llegada con el Gobierno, de hecho su hijo ha escalado rápidamente en la justicia porteña.
La causa contra Riggi se disparó a partir de las escuchas judiciales ordenadas en el marco de la causa judicial que investigaba el crimen de Ferreyra, por la cual terminaron condenados los principales directivos de la Unión Ferroviaria.
Allí se detectaron las maniobras que involucran a Riggi, a Miguel Pedraza, a un agente de la ex SIDE que revestía como “personal de Presidencia de la Nación” y al entonces vicepresidente del Belgrano Cargas y contador de la Unión Ferroviaria Ángel Stafforini.
En las “escuchas”, surge claramente que “el amigo Eduardo” -como es mencionado Riggi ya había recibido otras “atenciones” de parte de Pedraza y que negociaban el supuesto pago de una coima en dólares para sobreseer a los patoteros detenidos hasta ese momento.
Un ex juez federal, Octavio Aráoz de Lamadrid, fue el arquitecto de la maniobra. Actualmente, dedicado a la profesión Aráoz pasó a la fama con el antecedente lamentable de sacarse un cero en un concurso en el Consejo de la Magistratura.
La causa pasó por decenas de jueces que se excusaron por sus vínculos corporativos y personales con Riggi.
Por último, recayó en el juzgado de Oyarbide, quien dictó estos sobreseimientos.Este fue redacatado por jorge Leiva, secretario de Oyarbide que estaba en capilla y hace poco fue rehabilitado por el juez. El sobreseimiento de Riggi llegó casi al mismo tiempo que la excarcelación de Pedraza. Detrás de ambas maniobras estuvo el mismo abogado: el penalista Carlos Froment que es cercano a Horacio Rodríguez Larreta.