| Deciden los peritos

Con una batería de estudios deciden si Lucas Azcona es imputable del crimen de Nicole

Los peritos deben entregar hoy el informe final. Si comprendía la criminalidad de sus actos podrá ser procesado. Los antecedentes de otros ataques a chicas jóvenes.

Nicole tenía 21 años y vino por un intercambio estudiantil.

Nicole tenía 21 años y vino por un intercambio estudiantil.

Por Javier Sinay

Ayer, miércoles, Lucas Azcona –el joven de 22 años acusado de haber asesinado a la estudiante chilena Nicole Sessarego Bórquez, de 21, en la puerta de su casa, en el 4109 de la calle Don Bosco, el 15 de julio pasado– fue sometido a una serie de pericias psicológicas y pisquiátricas: psicodiagnóstico, test de Bender, test del Hombre bajo la lluvia, test de Rorschach, electroencefalograma y tomografía computada del cerebro. Dos peritos del Cuerpo Médico Forense (Esteban Toro Martínez y Mónica Masculino de Herrán) y dos peritos de parte (en representación de la familia Sessarego Bórquez, el psiquiatra Néstor Stingo y el psicólogo Pablo Novara) examinaron la mente de Azcona para determinar, prácticamente probada su autoría en el crimen gracias a los rastros de sangre que dejó en la escena, su imputabilidad: en caso de que sea hallado imputable, la semana que viene podría ser procesado.

El propio acusado, ahora detenido en el pabellón psiquiátrico del penal de Ezeiza, no tuvo peritos de parte: “Los peritos del Cuerpo Médico Forense son de excelente nivel y la familia Azcona no tiene recursos para pagar un perito de parte”, explica ante Crimen y Razón el abogado defensor, Adrián Jorge Borgo (que reemplaza al defensor oficial Gastón Barreiro por decisión de la familia Azcona). “No puedo decir si Azcona es imputable o no sin antes ver las pericias. Yo no le pregunté todavía a él si había planeado el ataque, sólo le pregunté si estaba bien de salud y preferí dejar que me diga lo que tenga para decirme cuando esté listo”, dice Borgo. El abogado resolvió que su cliente declare ante el juez Luis Zelaya y la fiscal Ana María Yacobucci y que colabore con las pericias.

“Hoy se juntan los peritos a estudiar los resultados de los estudios: si coinciden en sus diagnósticos, firman el documento”, dice la abogada representante de la familia Sessarego Bórquez, Patricia Anzoátegui. “Siendo una neófita en el asunto, para mí Azcona es imputable. Comprende la criminalidad del acto y lo tapa: montó una estrategia, circundó a la víctima y programó un ataque”. Anzoátegui se refiere también a Débora (de 20 años) y a Cintia (de 18), cuyos apellidos no trascendieron, que habrían sido atacadas por Azcona antes del homicidio de Sessarego Bórquez. Pero aclara que todavía no está probado que haya sido él quien las agredió. “Ahora pedimos pericias informáticas para ver si Azcona contactaba a las chicas a través de alguna red social antes de atacarlas: como no tiene computadora, queremos que sea peritado su teléfono celular”, dice. La abogada sabe que si Azcona las contactaba, la investigación descubriría un plan complejo y por lo tanto una condición de imputabilidad indudable. “Azcona es un chico extraño”, sigue. “Una de sus compañeras de trabajo contó que los días sábados iban juntos en el colectivo 84, pero él se bajaba antes porque decía que le gustaba caminar. Ella no entendió nunca por qué lo hacía en verdad, pero pensó que aprovechaba esa caminata para robar celulares o tabletas, que después solía vender a precio barato en el trabajo”.

El Artículo 34 del Código Penal argentino expresa que no es punible “el que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones (…) El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave e inminente (…)El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño (…) El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o cargo (…) El que obrare en virtud de obediencia debida (…) El que obrare en defensa propia o de sus derechos”.

“En este caso se descarta el impulso: Azcona siguió a la chica y tuvo tiempo, desde el punto de vista psicológico, de frenar la acción”, explica el médico psiquiatra Hugo Marietán, especializado en psicopatías. “Además tenía elementos necesarios: un traje y un arma, lo que demuestra que estaba lúcido y en pleno control de sus actos”. Para Marietán también debe ser descartada la posibilidad de darle contenido sexual al crimen, de tomarlo por robo y de interpretar otro tipo de manifestación de violencia que no sea la del asesinato en sí mismo. “Este sería un homicidio por placer: el placer de la sangre, el de la intimidad, el de la mirada de la víctima, el del sufrimiento, el del desangre. Azcona sería evidentemente un depredador que además habría tenido una fuga exitosa de cuatro meses después del crimen, oculto en lo cotidiano”. De esta manera, y si se confirman todos los ataques, Azcona podría ser un agresor serial: una figura extraña en la Argentina.

“No hay que descartar que Azcona tuviera contacto con la víctima”, dijo por su parte el criminalista Raúl Torre. “El sujeto puede crear una fantasía y empieza pensar que tiene una relación con una mujer. En un determinado momento, ve a la chica con un sujeto y le desata celos que pueden llegar a la muerte. Si estamos frente a un psicótico, no hay muchas razones para analizar por qué el asesino actuó de esa manera”.