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En una Mac se esconde la clave del doble crimen de Medina y la ex del Ogro Fabbiani, pretendida por Messi

El Ogro y Justine en una noche de juerga.

El Ogro y Justine en una noche de juerga.

Por Javier Sinay.

Una computadora Apple Ultrabook podría ser la clave para develar el misterio que rodea a la muerte de Luis Roberto Medina y de su novia, Justina Castelli Pérez, asesinados a tiros en el sur de Rosario el domingo pasado.

A los 42 años, Medina se había convertido en un “empresario” del mundo de la noche rosarina y también de la porteña (donde se había probado como uno de los inversionistas del boliche Esperanto, uno de los preferidos del malogrado empresario chocolatero Ricardo Fort).

Aunque Medina era dueño de una concesionaria sobre la calle Pellegrini, en Rosario, la policía lo relacionaba mejor con actividades non-sanctas; entre ellas, las drogas. Por su parte, la novia, de 23 años, había elegido hacía algún tiempo el nombre artístico de “Justine Fuster” para pelear por un lugar en la marquesina de neón de las vedettes mediáticas.

Así logró salir en la tapa de la revista Paparazzi junto al futbolista Cristian “Ogro” Fabbiani y asegurar que Lio Messi intentaba seducirla. Pero hoy ella y su novio yacen bajo tierra. Fueron ejecutados en el cruce de las calles Ayolas y Uriburu: él recibió catorce impactos de bala; ella, tres.

“Está claro que fue un homicidio premeditado con toda la intención de lograr ese resultado”, considera el fiscal Carlos Covani, seguro de que se trata de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes. “La hipótesis más concreta que tenemos es que se les empareja otro vehículo desde el lado izquierdo, efectúan gran cantidad de disparos y provocan el despiste del auto de ellos, un Citröen DS3, que sale de la cinta asfáltica y se incrusta contra un zanjón”.

Pero, sin testigos ni pistas útiles, la pesquisa se centra en la computadora de Medina, hallada en la habitación 241 del coqueto Hotel Pullman, dentro del predio del casino City Center. La División Pericias Informáticas de la policía rosarina fracasó al intentar desbloquear el equipo, alegando la falta de especialistas en el sistema operativo Mac, y la jueza a cargo del caso, Alejandra Rodenas, incautó la máquina, desconfiando que desde las fuerzas de seguridad locales –cuya connivencia con el narcotráfico es conocida– surjan posibles contaminaciones de la prueba.

“La muerte de Medina y la de su pareja están tipificadas como homicidios agravados y no descarto que haya un trasfondo de narcotráfico en todo esto. No soy necia y no vivo en un termo; vivo en una ciudad que está anclada en un fenómeno que la atraviesa transversalmente”, admitió la jueza en declaraciones a una radio de Rosario.

El doble homicidio se enmarca en un triste récord para la localidad, que cerró la temporada 2013 con 261 asesinatos. La cifra representa un incremento de más del 42% con respecto al año anterior y la duplicación de la estadística con respecto al período 2009. Con 22 muertes por cada 100 mil habitantes, la tasa cuadriplica a la nacional (de 5,5 por cada 100 mil), multiplica por dos a las de Mexico D.F. y Sao Paulo, y equipara a la de Bogotá. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, luego de los 10 asesinatos por cada 100 mil habitantes ya debe hablarse de “epidemia de homicidios”.

El Ogro Fabbiani, que no sabe de estadísticas ni de epidemias, eligió elevar una plegaria, un propio adiós: “Las casualidades no existen, si nos conocimos fue por algo”, escribió en Twitter. El ex jugador de River y All Boys –cuyo retiro llegó el año pasado cuando dejó con la polémica de un sobrepeso de 104 kilos el club mendocino Independiente Rivadavia– había conocido a Justine Fuster en un boliche. Según contó ella a una revista, “se me acercó y me encaró de una. ‘¡Qué buena que estás!’, me dijo. Empezamos a charlar, a divertirnos. A partir de ahí, nos veíamos todos los días. Salía de lunes a lunes: se acostaba a las cuatro de la mañana y a las ocho se levantaba para irse a entrenar”.

Fuster se definía como promotora y modelo. “De muy chica veía ‘Chiquititas’ y soñaba con ser una de ellas. Me encanta el teatro y las pasarelas y gracias a mi manager estoy haciendo bailes del caño en boliches”, aseguró en una revista de hombres. Después de pasar un tiempo con el jugador gordo, fue ella la que decidió que la relación ya no daba para más: “A Cristian lo conocí en la casa del primo de una amiga. Él estaba festejando la victoria de Newell’s sobre Rosario Central junto a sus amigos y apenas nos vimos, el flechazo fue mutuo. Pero nuestra historia se rompió cuando se fue a jugar a River. Me enteré de muchas cosas sobre él que no me gustaron nada y decidí dejarlo”.

Lejos del Ogro, Justine Fuster buscó a Lio Messi. En 2009 contó que había conocido a la Pulga, de nuevo en un boliche. “Yo no sabía quién era hasta que me pasó por al lado y me acarició la cola”, dijo, en otra revista. “Cuando me di vuelta para partirle la cara de un cachetazo, mi amiga me contó quién era y como se disculpó, lo perdoné. A partir de ahí, me llamó un montón de veces para salir, pero siempre le dije que no. La semana pasada me llamó desde Europa para invitarme a su cumpleaños, que lo festejará el 24 de junio en Rosario. No sé qué puede pasar porque él está de novio con una rosarina. Yo estoy libre y Lionel me parece un tipo serio y atractivo. Además, es grande para saber qué es lo que tiene que hacer. Esta vez estoy dispuesta a decirle que sí”. Pero –se entiende– Justine Fuster nunca pudo llevar a cabo sus intenciones.


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