Por Javier Sinay.
“México es un país productor de drogas colmado de cárteles y esa es una característica que no tiene Argentina”, afirma la periodista Cecilia González. “En Argentina no existen las condiciones climáticas para sembrar coca ni marihuana a gran escala; lo que se producen aquí son drogas de diseño y pasta base en laboratorios precarios”. Mexicana radicada en la Argentina –donde se desempeña como corresponsal de la Agencia Notimex desde el año 2002–, González publica ahora con Marea Editorial el libro “Narcosur. La sombra del narcotráfico mexicano en la Argentina”, una investigación trajinada con obsesión, largamente esperada, que cumple, por fin, con todas las expectativas que despertaba entre los colegas que sabían de su pesquisa incansable.
Es que durante cinco años González tomó nota del proceso en el que la Argentina se convertía en una plaza disputada de los cárteles mexicanos, que con el nuevo milenio se habían internacionalizado y diversificado.
Mientras tanto, entre 2006 y 2012, México vivía una cruenta guerra encabezada por el ex presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico, que terminó dejando más de 100 mil muertos y 30 mil desaparecidos. “México se convirtió en el país más peligroso para los periodistas y los luchadores sociales”, asegura González. “La pobreza y la desigualdad son extremas, y germen para que el crimen organizado coopte a miles de jóvenes. La guerra desató una de las tragedias sociales más graves de la América Latina del siglo XXI, de la cual poco y nada se supo en el sur del continente. Por eso es que las situaciones entre ambos países son incomparables, lo cual no quiere decir que la expansión del narco en Argentina no sea grave. La situación del narcotráfico en la Argentina jamás podría ser comparable a la de México, por simples razones geográficas e históricas. En Argentina, la situación es muy grave, pero en relación con su propia historia, con el auge acelerado del consumo de drogas y de organización de bandas (no cárteles locales, por lo menos no todavía)”.
-¿Cómo se dio ese ingreso del narcotráfico mexicano en las fronteras argentinas?
-El primer caso importante se dio en 1997, cuando el capo más poderosos de la época, Amado Carrillo Fuentes, “el señor de los cielos”, líder del Cártel de Juárez, viajó a Sudamérica y lavó millones de dólares comprando propiedades y creando empresas fantasma. El caso se descubrió a fines de 2009, y la investigación comprobó que el Cártel de Juárez había lavado entre 20 y 25 millones de dólares, sólo en Argentina.
-El triple crimen de General Rodríguez (en el que se dio muerte a Damián Ferrón, Leopoldo Bina y Sebastián Forza, cuyos cuerpos fueron hallados el 13 de agosto de 2008), marca un momento importante en esta historia. ¿Cuál es su verdadero significado?
-Ese crimen representa la disputa que había a mediados de 2008 entre varios grupos de criminales mexicanos y argentinos por conseguir efedrina, el precursor químico con el que se fabrican las metanfetaminas. Por un lado estaba el mexicano Jesús Martínez Espinosa, quien montó el laboratorio clandestino en Ingeniero Maschwitz. Por otro, Mario Segovia, el empresario rosarino que durante un año y medio envió cargamentos de efedrina a México de manera ilegal. Y finalmente, Ibar Esteban Pérez Corradi, un prófugo que está acusado de haber sido el autor intelectual del triple crimen. Según la justicia, Pérez Corradi mandó matar a los tres empresarios porque estaban por asociarse para traficar efedrina y le iban a hacer competencia, además de que tenía fuertes rencillas con Forza. El triple crimen también es el nexo entre el tráfico de efedrina, la mafia de los medicamentos, y el financiamiento de la campaña de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2007. Es una película de terror, porque se ve lo cerca que está el crimen organizado de contaminar las instituciones de cualquier país.
-¿Y cómo se relaciona la muerte de María Marta García Belsunce con el asunto?
-El fiscal Molina Pico está convencido, y así lo estableció en su informe oficial, de que María Marta, su marido y dos vecinos estaban involucrados en la red de lavado de dinero del Cártel de Juárez. La conexión es Laura Helena Burgués, hermana de Nora Taylor, una vecina de María Marta que estuvo imputada en la causa por el asesinato. Cuando mataron a María Marta, Burgués estaba acusada de haber sido prestanombre de miembros del Cártel de Juárez para comprar un departamento en Bahía Blanca, pero meses después de que Molina Pico dio a conocer su informe y reveló este entramado, Burgués fue sobreseída por falta de pruebas. Años después, su hermana Nora también quedó libre de cargos por el asesinato de María Marta.
-¿Por qué se resistía usted a escribir este libro –según cuenta en la introducción– y como fue que por fin se decidió?
-Porque la sola mención de la palabra “narcotráfico” me daba miedo, pero cuando vi cómo crecía la tragedia en mi país, y cómo afectaba a mis compañeros periodistas, sentí un compromiso ético con ellos. Si no podía estar codo a codo en el campo de batalla en el que se convirtió México, sí podía (y debía) cumplir con mi rol de periodista para investigar y contar cómo impactó la guerra de Calderón en otros países; en este caso, Argentina.
-Por último, ¿qué recepción cree que tendrá este libro en México?
-Puede ser muy interesante, porque durante los últimos años, cuando yo iba a México y contaba los pormenores de mi investigación, varios compañeros se sorprendían porque creían que en Argentina no había narcotráfico, y menos relacionado con cárteles mexicanos.