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Violencia de género: todo es cuestión de crianza

Por Rubén Sarlo*

Hace varios años que me dedico al tema de la violencia de género, un flagelo en vertiginoso crecimiento para la Argentina, que ha incorporado la violencia a casi todas sus manifestaciones sociales.

Hace veinte años estaba recién recibido de abogado y aún era empleado de un juzgado penal platense cuando me tocó intervenir en un expediente por lesiones en el rostro que un sujeto le había proferido a su esposa. La mujer vino con su esposo y con tres chicos de pequeña edad, y cuando entró al despacho no se sabía bien si estaba de frente, de perfil o de espaldas: estaba prácticamente desfigurada por los hematomas. Un horror.

Les impusimos reglas de convivencia elementales en salvaguarda de los niños y se pactó que regresaran a otra audiencia seis meses después, para evaluar la situación. Si bien en aquellos tiempos no existía la mediación legal, nosotros hacíamos pretorianamente algo muy parecido.

Pasado ese lapso volvieron en grupo familiar a La Plata y cuando ingresaron la señora todavía tenía hematomas visibles, aunque se apuró en aclarar que eran de “aquella vez”. El hombre a nuestro requerimiento juró: “yo no volví a tocarla”, pero había algo que no me cerraba porque la señora estaba visiblemente enojada, encolerizada diría yo.

Le pregunté qué le pasaba -suponiendo que el hombre había mentido- y me respondió enfáticamente: “Sí, es cierto, no me volvió a pegar… pero porque seguro que tiene otra mujer”.

Es tremendo entender que una mujer golpeada haya denunciado a su marido golpeador y que luego, cuando éste dejó de agredirla físicamente suponga que lo hizo porque tiene relaciones con otra mujer. Es un problema cultural que no nos permite ayudar correctamente a quienes no entienden la problemática porque están inmersos en ella.

Pero de todas maneras, el disparador de las lesiones hace que las mujeres golpeadas vengan a denunciar pues todo indica que no saben cómo manejar la situación: es que quizás, digo con todo respeto, pudieran así evitar que siguieran los golpes… En fin, es un tema difícil que hay que tratar desde la educación de la escuela primaria para poder abordar con éxito. Lo seguro es que desde el Derecho penal se ataca el efecto de los delitos pero son las causas las que hay que tratar y modificar. Ello lleva mucho tiempo y políticas de Estado serias a largo plazo.

Mientas tanto, seguimos luchando con la cultura del paternalismo machista y de las mujeres sometidas, pero a pesar de ello, hoy se denuncia más y se permite trabajar un poco mejor el problema… Sólo un poco mejor.

*Fiscal de juicio distrito judicial La Plata.


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