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Argentina y el gobierno de los aportes falsos

Por Cecilia González

Hace dos años y medio, en Argentina asumió un gobierno cuyos integrantes se presentaron a sí mismos como los adalides de la honestidad y la transparencia. Desde las campañas, y luego ya en funciones, hicieron gala de superioridad moral con respecto al gobierno que iba de salida y que, según uno de los lugares comunes de la época, “se robó todo”.

Pero ¿qué creen? Hace poquito más de un mes, el periodista Juan Amorín reveló en el portal El Destape que en las campañas legislativas del año pasado en la provincia de Buenos Aires el macrismo registró a beneficiarios de programas sociales como donantes de la campaña de los candidatos oficialistas, aunque en verdad no habían puesto un solo peso.

O sea: usó a personas pobres para inscribirlas como donantes sin que ellas lo supieran. Y no sólo eso. También las anotó como militantes, a pesar de que jamás se habían inscrito al partido.

La investigación fue escalando como una bola de nieve y resultó que políticos oficialistas y opositores también habían sido anotados con donaciones falsas. El caso más ridículo fue el de Darío Lóperfido, el ex funcionario que pasará a la historia por haber negado a los 30 mil desaparecidos de la última dictadura. Le anotaron una donación de 30 mil pesos. Y él negó la aportación. Sí. Aunque usted no lo crea.

La información es contundente. Tanto, que influyentes periodistas oficialistas atravesaron diversas etapas:

-Silencio total sobre la denuncia (“si no lo decimos nosotros, no existe”).

-“Es un medio kirchnerista” (si lo dice un medio K, es mentira, obvio, no importa que haya pruebas).

-“Todos lo hacen” (fue el principal argumento que usaron cuando no tuvieron más remedio que hablar de “los aportes truchos”. Se les olvidó que este es el gobierno de la honestidad-honradez-integridad-rectitud- austeridad-decencia-virtud-honor).

-“La gobernadora está enojada, indignada, no sabía nada, no lo puede creer” (en su insistencia de cuidar y defender a María Eugenia Vidal, responsable política de las campañas. ¿De verdad vamos a creer que no saben cómo financian sus campañas? ¿En serio?).

La gran pregunta ahora es de dónde vino el dinero. Ah, porque no es la primera vez. En 2015, Macri registró como responsables económicas de su campaña a dos jubiladas que no tenían ni idea de que cumplían tan importante misión. Los diálogos con ellas en esta nota de La Nación son imperdibles: https://www.lanacion.com.ar/1912717-detectan-donantes-y-ase…

Macri, con suma amabilidad y serenidad, nos dijo la semana pasada en conferencia de prensa que la justicia va a investigar. Pero no se trata de eso. El presidente, la gobernadora, la alianza gobernante deberían darle explicaciones a la ciudadanía. Apenas anoche, la ministra de Desarrollo Social reconoció que fueron anotados como falsos aportantes cientos de personas pobres. Es muy grave.

Es cierto que las campañas oficialistas no son las únicas con irregularidades, pero los delitos cometidos desde el Estado siempre tienen otros grados de responsabilidad. E insisto, ¿no se supone que Cambiemos era diferente?

Es muy probable que no pase nada, que ningún político de primer nivel sea imputado judicialmente y que las investigaciones judiciales se alarguen. Por ejemplo, más de diez años después, todavía no hay culpable alguno del presunto lavado de dinero que hubo en la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner en 2007 y que, también, está documentado (lo cuento con detalle en un capítulo de mi libro Narcosur).

Sin embargo, lo trascendental de “las donaciones truchas” es que le pegó al corazón de uno de los principales compromisos del macrismo. Ya tienen poco margen para actuar con la arrogancia de una rectitud que, hoy, está puesta en duda.

Seguimos.


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