¡Otra vez la pena de muerte! El Sr. presidente de la Nación acaba de felicitar pública y calurosamente a un funcionario policial que mató a alguien que, presumiblemente –casi con seguridad según la prensa, para evitar encasillamientos teóricos–, había cometido un delito. Dijo también que sentía orgullo como ciudadano por la acción de matar cumplida por el policía y calificada hasta ahora por el juez competente como homicidio con exceso en la legítima defensa. Al leer su felicitación pública, recordé en el acto aquello de “uno menos”, dicho por un periodista televisivo respecto de un presunto autor de un delito contra la propiedad, a propósito de su muerte.
No conozco los pormenores que rodearon el caso, razón por la cual no estoy criticando y menos imputando como ilícita la acción del funcionario policial, que merece el mismo respeto por su libertad y honor que la vida de aquél a quien él mató. Sólo estimo que el Sr. presidente, al parecer por puro marketing político, comete nuevamente excesos bucales extraños a una democracia, que denotan muy claramente su ideología de clase. No debería asombrarme, después de que él mismo tildara a los derechos humanos previstos en el Derecho internacional de “curro” (neologismo argentino para decir picardía y estafa malvadas para sobrevivir en una actividad).
Al ladito del jefe nomás, nuestra jefa nacional de seguridad, por si fuera insuficiente el mensaje.
* Profesor Emérito UBA.
Fuente. Página 12.