| Inquietud en Comodoro Py

Un grupo de colegas le pidió a Bonadio que baje un cambio en la pelea con el Gobierno

En un encuentro reservado le dijeron que el apoyo de la familia judicial tiene límites. Bonadío dijo que está jugado y que no tiene nada que ocultar. Apoyos de Francisco y Lorenzetti.

Canicoba Corral ofició de mensajero.

Canicoba Corral ofició de mensajero.

Sucedió ayer lunes, poco despúes  del mediodía, cuando un grupo de tres jueces federales y dos fiscales celebraron una reunión que ya venía medio postergada. Se encontraron con Claudio Bonadio en una locación distante a los pasillos de Comodoro Py y de las miradas curiosas.

Hay pocas certezas sobre el quinteto pero las pocas que se saben son un mensaje por si mismas. Rodolfo Canicoba Corral llevó la voz cantante, Sergio Torres dijo que iría pero a último minuto se bajó y el fiscal Guillermo Marijuan fue excluído muy a su pesar (dejo de ser confiable pro algunas incontinencias verbales con el periodismo tribunalicio).

El objetivo era uno y era obvio: le pidieron a Bonadio que baje «un cambio» en su pelea con el Gobierno y, a modo de advertencia, le dieron a entender que el respaldo de la familia judicial tenía sus límites. La respuesta también era previsible: «estoy jugado muchachos, cruce una línea de la que ya no se vuelve, además antes de sacarme a mi se van a tener que ir ellos».
No lo dice con pesadumbre. Por el contrario, Bonadio se siente en la cresta de la ola y observa a diario como aquellos actores de la política y los medios que lo fusilaban años atrás ahora lo abrazan como paladín de la república. «Tampoco puedo ser como vos que hasta avalaste ese mamarracho que firmaron con los iranìes», le espetó a Canicoba sobre la causa por el memorandum de entendimiento en el caso AMIA.
«Además, a diferencia de otros yo no tengo nada que esconder, vivo en la misma casa hace treinta años», ramató en otro tiro por elevación a su interlocutor que vive en una mansión en Olivos y colecciona autos de colección.
La charla se distendió auqnue volvió el tono serio cuando cerca del final el juez les pidió a sus pares limitar cualquier llamada telefónica y evitar nuevos encuentros, porque, les explicó, los servicios de inteligencia lo tienen bajo vigilancia las 24 horas.
Sorprendió a los visitantes el grado de familiaridad que Bonadio ha logrado en los últimos días con Ricardo Lorenzetti. El presidente de la Corte Suprema es en este momento el sosten más importante que tiene el juez en el país. En el exterior, claro está, es el Papa Francisco, exintegrante en sus años mozos, al igual que Bonadio, de Guardia de Hierro, la agrupación de la derecha peronista.