| Sancionado por un escrito

El ex juez Bergés denuncia censura de la corporación judicial

Se le impuso una multa por las términos que usó para renunciar a la defensa de un acusado de narcotráfico. Dice que a los jueces no les gusta que les digan las cosas como son.

Bergés dice que no tiene miedo decir lo que piensa.

Bergés dice que no tiene miedo decir lo que piensa.

Por Javier Sinay

“Esta renuncia es la decisión adoptada como consecuencia de tanta trabazón impuesta por la Justicia para la existencia de un proceso justo contra mi asistido Valentín Temes Coto, que se traduce a la fecha en la imposibilidad material de defender a una persona que, hoy, antes de iniciado el debate oral y público, ya se encuentra condenada”.

Con un texto de 81 páginas, donde figuran palabras como las citadas (y también más duras, para con el Tribunal Oral en lo Penal Económico número 3 de la Capital Federal, a cargo de los jueces Karina Rosario Perilli, Luis Imas y Gustavo Luis Losada), el abogado y ex juez de instrucción Mariano Bergés renunció el 27 de agosto del año 2012 a la defensa del ciudadano Valentín Temes Coto en el juicio posterior a la operación “Manzanas blancas”, que impidió el envío de 3.300 kilos de cocaína a España.

Bergés lamentaba en aquel documento lo que calificaba como lesiones al derecho de defensa en juicio de Temes Coto. Para el ex juez de instrucción, los detenidos en esa causa eran “perejiles”, que “no tienen absolutamente nada que ver”, pero “siguen presos y el caso quedará sin responsables reales detenidos o juzgados”. Luego, el tribunal oral le impuso una sanción disciplinaria por sus cuestionamientos: una multa de 5.271,38 pesos. Bergés interpuso un recurso de queja, que fue desestimado primero por la Cámara Federal de Casación Penal y que ahora lo fue también por la Suprema Corte, con la firma de su presidente Ricardo Lorenzetti, y los ministros Elena Highton, Enrique Petracchi y Juan Carlos Maqueda.

“Esta medida es un mensaje a los abogados para limitar el derecho al libre uso de la palabra”, dice Bergés a CyR. “Las sanciones que me impuso el tribunal oral tuvieron como directa finalidad callarme. Los otros abogados de la causa, con menos experiencia y menos coraje para enfrentar al sistema, prefirieron aceptar todo lo que proponía el tribunal oral. Ocurre que quizás uno está de vuelta de algunas cosas, y además de algunos años que tengo, conozco muy bien el sistema, ya que lo integré durante 25 años, de los cuales pasé once como juez. Así que no me voy a sentir amedrentado por una o más sanciones. Esto molestó mucho a los jueces, que no podían soportar que un abogado les dijera las verdades en la cara y además por escrito. Están acostumbrados en todo caso a que se le digan cosas pero no que se escriban. Y yo las escribí siempre. Todo lo que dije quedó en los expedientes”.

“No abandono la defensa”, escribió Bergés en su renuncia al trabajo con Valentín Temes Coto, en agosto de 2012. “Debo dejarla porque mi condición de abogado me impide seguir abogando sin sentido. Cuando se advierte que el dogmatismo es lo que predomina, y que en las condiciones impuestas por los jueces de la causa, defender o no hacerlo da exactamente lo mismo. Esa gravedad inusitada –que afecta la institucionalidad toda– es lo que obliga al abogado a tomar esta decisión. No convalidaré con mi presencia un juicio que nacerá espurio”.

“Era previsible que la Corte avalara la sanción”, sigue ahora Bergés, que recibió cuatro sanciones durante su trabajo como defensor de Temes Coto (de las cuales dos fueron dejadas sin efecto por la Cámara de Casación). “Los jueces entendieron que yo los ofendí, pero yo considero que no son ellos quienes deberían sancionarme, sino, en todo caso, el Colegio de Abogados. La ley número 23.787, de colegiación de abogados, así lo indica: dice que es el Colegio el que tiene que levantar sanciones. Pero los jueces se tomaron de un decreto ley de 1958. Es injusto”.

El empresario Valentín Temes Coto fue condenado a veinte años de prisión por el transporte de aquellos 3.300 kilos de cocaína, interceptado en dos contenedores de manzanas en Brasil y Argentina en junio de 2010, cuando viajaban rumbo a Vigo, España, en la denominada operación “Manzanas blancas”, que se saldó con seis detenidos en Argentina y medio centenar en España, incluidos varios colombianos. Temes Coto recibió la pena más alta impuesta por narcotráfico alguna vez en la Argentina, y también fueron condenados dos colaboradores suyos: Nelson Fermín Hinricksen (a 15 años) y Claudio Hernán Maidana (a 13 años). Los tres magistrados del tribunal los declararon culpables del delito de contrabando simple agravado por tratarse de estupefacientes. Según entendió el tribunal, la droga iba oculta entre un cargamento legal de manzanas enviadas desde Argentina por la empresa Frutol, propiedad de Temes Coto, y que iba a ser recogido en España por empresas vinculadas a su primo, el empresario de Mos David Temes.

“Los perejiles (1) están imputados y algunos en la cárcel”, escribió Bergés en su documento de renuncia. “Los reales autores de estos hechos, en cambio, reciben –expresa o tácitamente– el cobertor de estos malhadados magistrados. (1) El perejil no es sólo el que no tiene plata para defenderse. Es cualquier persona que las autoridades, en general policías, con el aval posterior de la Justicia, aquí y en otros lugares del mundo, eligen a dedo, para ser el imputado en una causa de estas características, y, como aquí, no tiene posibilidad de defenderse, por más que tenga uno o diez abogados asistentes. La mayor o menor cantidad de droga, que suele ser suministrada (colocada ilegítimamente también) por la misma autoridad, podrá darle al asunto una distinta connotación mediática, pero se tratan básicamente de situaciones similares. Valentín Temes Coto es un perfecto perejil. Se lo dijeron –además- otros presos más conocedores de este asunto por estar incluso realmente involucrados en causas de drogas, cuando ingresó a la cárcel”.