| Julio Novo

Te contamos cómo es la explosiva investigación de Arroyo Salgado contra el fiscal general de San Isidro

Novo fue denunciado por un grupo de fiscales de San Isidro de haber entorpecido investigaciones por narcotráfico. La causa está en manos de la ex esposa de Nisman, quien en diciembre realizó varios allanamientos.

Novo fue denunciado por fiscales de San Isidro.

Novo fue denunciado por fiscales de San Isidro.

Por Javier Sinay

A las 7:45 de la mañana del 3 de junio de 2002, Julio Alberto Novo, el fiscal general de San Isidro, estaba dispuesto a salir al trabajo, mientras su esposa se preparaba para llevar a sus dos hijos al colegio. Vivían en Catamarca al 600, en Acassuso, y Novo llevaba entonces tres años en la fiscalía general, pero ya mostraba su habilidad en el manejo de los vínculos políticos y su mano firme en la administración de la justicia en el norte del conurbano. (En ese junio de 2002 María Marta García Belsunce todavía estaba viva. El 27 de octubre de ese año, cuando fuera asesinada, el caso se convertiría en una de las prioridades de Novo y trece años más tarde, en 2015, continuaría dándole dolores de cabeza).

La mujer de Novo y sus hijos estaban subiendo al auto cuando fueron sorprendidos por tres ladrones, a punta de pistola, que los obligaron a regresar a la casa. Desde el dormitorio matrimonial, en el primer piso de la casa, el fiscal general intuyó lo que sucedía. Tomó entonces un revólver calibre .38 (de su colección de armas de caza) y se escondió, repitiéndose: “Esto puede ser un desastre”.

“Yo temía por la conducta del nene, que tiene un retraso mental severo”, dijo después, “porque si bien no es agresivo, sino absolutamente agradable, no repara en las consecuencias que pueden acarrear las armas”. Cuando uno de los delincuentes le puso un revólver en la cabeza a la hija de Novo, y otro a la esposa, el hijo tal vez pensó que los eran de juguete e intentó tomarlos. “Ahí mi hija empezó a gritar que no le hicieran nada, que era discapacitado”, dijo Novo. Mientras tanto, los ladrones buscaban oro, plata y dólares, y revolvían todo. Dos de ellos subieron al primer piso. “¡Hay un chabón arriba!”, alertó uno de ellos, que había escuchado un ruido. El fiscal general dijo después que oyó un tiro y que disparó dos veces en dirección a ellos. Contó que vio cómo uno corrió de un lado a otro antes de desaparecer, y otro quedó en el piso, herido de muerte. Tenía 17 años.

El caso fue investigado por la fiscal de instrucción de San Isidro Alejandra Dotti, de quien Novo era superior jerárquico inmediato. “Cuando la gente nos cuenta qué les pasa en una situación como ésta, es absolutamente cierto… Les tiemblan las manos…, lo que se siente es terrible”, dijo Novo a la prensa. Su relato fue el único que contó el hecho en el expediente.

Con los años, el fiscal general Julio Novo aprendió a mantenerse en su puesto, muy cerca del vértice de la pirámide judicial de San Isidro, y a atravesar crisis y embates. Pero hoy, que está siendo investigado por el supuesto delito de encubrimiento de una red internacional de narcotráfico y obstrucción en la investigación judicial, el peso de la crisis se parece mucho al de aquellos días de junio de 2002.

Novo no es, precisamente, un hombre que pase desapercibido. En su faceta de trovador, Mario Vitette Sellanes –mejor conocido por su participación en el robo al Banco Río de Acassusso, el 13 de enero de 2006 (conocido como “el robo del siglo”) que por canciones como “Muy pronto estaré de juerga”– escribió “La derrota”, un tema donde repasa su epopeya personal contra la Justicia de San Isidro. Corría 2012 y la letra decía: “Al final los derroté/ Dura lucha ofrecí/ Aunque no le guste a [el fiscal general de San Isidro] Julio Novo, la ley se cumple sí o sí/ Si hasta tuvieron ayuda de una juez impresentable/ que ante tremenda violencia la denuncié en el INADI”. En 2010 Vitette Sellanes había dicho sentirse “un rehén” del fiscal Julio Novo.

En 2013, el por entonces precandidato a presidente Sergio Massa sufrió un robo en su casa, en el barrio privado Isla del Sol. Un hombre encapuchado y armado con una pistola con silenciador (Alcides Díaz Gorgonio, miembro de la Prefectura) fue detenido el 21 de julio. En dos allanamientos se recuperaron 40 mil pesos, 1.200 dólares, joyas, gemelos, relojes y lapiceras. En la investigación, organizada por el fiscal general de San Isidro Julio Novo, todo se manejó con reserva. “El fiscal Novo hace muy bien su trabajo”, diría después Massa.

“¿Saben quién es íntimo amigo de Massa?”, preguntó la diputada Elisa Carrió en octubre de 2014, en diálogo con Radio Mitre. “El fiscal Novo, investigado hoy por narcotráfico”. “La relación que he tenido con Novo es como la de todos los intendentes con los fiscales generales, ni buena ni mala, es una relación institucional sólida”, respondió entonces, también en Radio Mitre, Sergio Massa.

Aparte de Sergio Massa, Novo tiene buena vinculación con el intendente Gustavo Posse, de San Isidro; Humberto Zuccaro, de Pilar; Luis Andreotti, de San Fernando; y Jorge Macri, de Vicente López (y antes con Enrique “Japonés” García, también de Vicente López). Y aunque su relación con el kirchnerismo no es la mejor, sus vínculos también llegan al bloque K del senado bonaerense: el 21 de diciembre de 2010, un tribunal de enjuiciamiento de la provincia de Buenos Aires rechazó un pedido de juicio político contra él, y habría sido la senadora Cristina Fioramonti (esposa de Carlos Kunkel), quien cerró ese pedido de destitución.

Novo es ahora investigado por su supuesta obstrucción en la investigación de los crímenes de tres colombianos. Dos de ellos (Jorge Alexander Quintero Gartner y Héctor Edilson Duque Ceballos, alias “Monoteto”) fueron asesinados el 24 de julio de 2008 en el estacionamiento del centro de compras Unicenter, en Martínez; y otro (Juan Sebastián Galvis Ramírez), en un negocio de artículos náuticos, en Avenida Del Libertador 1999, en San Fernando, el 23 de febrero de 2009. Los tres pertenecían al cártel de drogas Grupo Cordillera, encabezado por el paramilitar Carlos María Jiménez, hoy preso en Medellín.

En la primera investigación sobre los crímenes de los colombianos, los fiscales Diego Grau y Luis Manuel Angelini trazaron conexiones con los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá, hijos del jefe de la Fuerza Aérea Argentina en tiempos de la presidencia de Carlos Menem, que luego fueron detenidos en el aeropuerto de Barcelona, en un avión con 944 kilos de cocaína. En agosto de 2009, Grau y Angelini armaron un calendario de entrevistas e interrogatorios relativos a la causa en las ciudades colombianas de Bogotá, Cali, Ibague, Medellín y Pereyra. Pero no pudieron viajar: a poco de abordar el avión, el viaje se suspendió porque el fiscal general Novo y la Procuración bonaerense no llegaron a resolver algunos asuntos burocráticos. Se dice que el fiscal Marcelo Vaiani, que respondía directamente a Novo, le dijo al fiscal Angelini: “Si no pudieron los marines, no vas a poder vos”.

El fiscal Angelini denunció en 2012 al fiscal general Novo por encubrir una red de narcotráfico, bajo la carátula de “encubrimiento agravado, narcotráfico, corrupción estructural y gravedad institucional”. La causa pasó primero por manos del juez federal Ariel Lijo, que se excusó, y ahora llegó a la Justicia Federal de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa del fiscal Alberto Nisman.

Angelini escribió en su denuncia que “existe una inmensa actividad institucional estatal claramente dirigida a encubrir graves delitos de acción pública que ocultan a su vez una enorme trama de narcotráfico nacional y supranacional, y de cuyo encubrimiento participan con diferente grado, al menos, una multiplicidad de agentes de competencia decisiva que integran el Ministerio Público Fiscal de la provincia de Buenos Aires”.

El encubrimiento, según el fiscal Angelini, fue cometido cuando él encontró vinculaciones entre los asesinatos de los colombianos y los hermanos Juliá. “Es necesario”, sigue la denuncia, “poner de relieve que los procesos penales mencionados tienen por objeto investigar los homicidios de tres ciudadanos de origen colombiano ligados, conforme una pluralidad de elementos de juicio adquiridos, al narcotráfico de máxima escala internacional con claras raíces en Argentina y probados vínculos con el público y conocido caso ‘JULIA’ (…) A la aproximación entre dichos casos hemos arribado los que fuimos fustigados por el fiscal general de San Isidro, doctor Julio Alberto Novo”.

La jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado ordenó un allanamiento sobre las tres sedes de la fiscalía de San Isidro, el 30 de diciembre pasado, en la causa 3468. Aparte de la participación que Novo tuvo en las investigaciones sobre los crímenes de Unicenter y San Fernando, también se investiga su desempeño en las causas del triple crimen de General Rodríguez, en la detención del narco colombiano “Mi Sangre” y en algunas de lavado de dinero en barrios privados de Tigre. La jueza Arroyo Salgado le sigue los pasos también a Mariana Busse, secretaria de una fiscalía en San Isidro y pareja de Carlos Alberto Broitman (abogado de los Juliá). Arroyo Salgado busca determinar, además, los cruces de llamadas entre Novo, sus colaboradores y la empresa Federal Aviation, de los hermanos Juliá.

La denuncia actual no es la primera que tiene por objetivo al fiscal general Novo. Según una denuncia presentada en octubre de 2009 en la Procuración de la provincia de Buenos Aires ante la procuradora María del Carmen Falbo, el distrito judicial de San Isidro era el que tenía las estadísticas más altas en licencias psiquiátricas y pedido de traslado a otras jurisdicciones. La denuncia estaba firmada por 13 de los 46 fiscales, y en la que se acusaba a Novo de ejercer “abuso psicológico” y “violencia laboral” sobre sus empleados. Además, la denuncia decía que Novo había protegido al ex intendente de Vicente López Enrique “Japonés” García, y había entorpecido las investigaciones del crimen de los colombianos y del caso García Belsunce (en el que Novo habría contado con los favores de Ángel Casafuz, antiguo jefe de Delitos Complejos y Narcocriminalidad de la policía bonaerense, y en el que habría enviado colaboradores suyos para retirar partes del expediente, aparte de reemplazar al fiscal Diego Molina Pico por otro, y luego reincorporarlo a la causa junto a tres fiscales adjuntos con los que no Molina Pico no entraba en acuerdo). Falbo pidió que el asunto no se filtrara a la prensa y finalmente, en diciembre de 2009, la Comisión Bicameral de Juicio Político rechazó la denuncia. Falbo firmó el archivamiento del sumario administrativo el 30 de julio de 2012.

No es sencillo encontrar colegas o empleados del fiscal general Novo que quieran hablar sobre él abiertamente. Pero según Infojus Noticias (la agencia de noticias del Ministerio de Justicia), Novo es “célebre por emplear los resortes de su feudo judicial para congraciarse con el poder económico y político”. En un artículo publicado en su sitio web, esta agencia de noticias lo describe como “hilarante y seductor en público y feroz en la discreción de su despacho o para impartir órdenes a sus subalternos”. “Novo no descuida ningún detalle de pulcritud”, informa Infojus, “siempre peinado tirante y brilloso hacia atrás, traje de sastre y perfumes franceses”. Y además: “Muchos fiscales pagan su diezmo con obediencia o resignación, y los díscolos sufren los más variados castigos, más o menos encubiertos: sumarios, traslados intempestivos, vaciamiento de recursos y personal, apartamiento de las investigaciones y hasta secuestro de causas”.


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