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«Son amigos», el argumento de Macri para proteger a acusados de encubrimiento en AMIA

El ex titular de la Unidad AMIA acusó al ex titular del Poder Ejecutivo.

El atentado sigue impune.

Mario Cimadevilla está convencido de que fue el propio Mauricio Macri quien dio la orden de encubrir a algunos de los acusados en el juicio de encubrimiento de la investigación del atentado contra la AMIA.

El nombre del ex senador y dirigente radical volvió a aparecer en los medios no hegemónicos hace dos domingos cuando el sitio El Cohete a la Luna difundió un audio escandaloso de la ex vicepresidenta Gabriela Michetti, en la que le pide explicaciones a Cimadevilla, entonces a cargo de la Unidad AMIA que funcionaba en el Ministerio de Justicia, bajo las órdenes de Germán Garavano.

El pedido de Michetti, en un tono confuso, como era habitual en sus entrevistas, se refiere a la indagatoria de “José”, que no había salido como habían previsto. Ese José es Barbaccia uno de los dos ex fiscales que terminaron condenados a dos años de prisión en el juicio de encubrimiento.

Cimadevilla cree que el pedido de explicaciones de Michetti no fue lo peor que ocurrió durante el tiempo que estuvo a cargo de la Unidad AMIA. A esta altura la parece casi una anécdota. Sostiene que desde el Ministerio a cargo de Garavano, por orden de Macri, se tomaron una serie de medidas para beneficiar a algunos de los acusados del encubrimiento como los fiscales Barbaccia y Eamon Mullen, o el comisario Jorge “El Fino” Palacios, fallecido hace dos meses.

Son amigos

Cimadevilla dijo que Mullen y Barbaccia eran amigos de Garavano, de Macri o de Michetti. “Durante el desarrollo de la querella los abogados de la Unidad habían tenido bastantes problemas con el ministro y con sus colaboradores más directos, porque le exigían que no preguntaran, que a ciertos testigos no los interrogaran, que no hicieran repreguntas o no conversaran con los abogados de las otras querellas”, explicó Cimadevilla durante una entrevista con el programa Crimen y Ficción, por Eco Medios.

Cimadevilla recuerda que la situación llegó a tal punto que la entonces diputada Elisa Carrió, una de las fundadoras de Cambiemos, pidió el juicio político de Garavano, quien sin embargo se quedó en su cargo hasta el fin del mandato de Macri, gracias al respaldo del ex presidente.

Los alegatos

“Llegó entonces la fecha de los alegatos. Cuando el ministro se anoticia de que íbamos a pedir condenas para todos los acusados, revoca el poder de los abogados que representaban a la Unidad, apodera a otros abogados, que no acusan a todos en contra de nuestra opinión”, recuerda Cimadevilla. Esa decisión provocó la reacción de otras querellas durante el juicio oral. 

Después de tantos traspiés, Cimadevilla terminó renunciando a la Unidad AMIA, que debía prestar asistencia en la investigación por el atentado aún impune. Le envió además un furibundo informe al presidente Macri en el que repasaba todo lo que se había hecho durante su mandato y los obstáculos que le había puesto Garavano.

Cimadevila realizó además una denuncia para que se investigara si desde el Ministerio de Justicia se habían llevado adelante maniobras para encubrir a los acusados en el juicio de encubrimiento. Más pronto que tarde esa denuncia fue desestimada por el fiscal Carlos Rívolo.

La denuncia

En la denuncia, Cimadevilla recordaba que el abogado Ezequiel Strajman era el único que permanecía en la Unidad correspondiente al gobierno anterior y que luego por sugerencia de Carrió se contrató a Mariana Stilman, que era una persona de su confianza y que tenía conocimiento del expediente.

Cimadevilla dijo que luego fue contratado el abogado Miguel Inchausti, por indicación de Garavano. La relación con Stilman se hizo insostenible y la recomendada de Carrió fue desafectada, aunque luego de una charla entre Garavano y Carrió continuó en su cargo, aunque tiempo después renunció a seguir en el juicio oral como representante de la querella del Ministerio de Justicia.

“Las diferencias de criterio explicitadas, a esta altura resultan insalvables, y los conflictos y presiones que ello provoca, me impiden ejercer mi rol con la libertad y probidad que considero necesarias y que son la base del ejercicio profesional de la abogacía. Máxime tratándose de una causa que por sus implicancias me genera un superlativo compromiso moral y una alta sensibilidad social ante el reclamo de los familiares de las víctimas, quienes buscan saber qué pasó con los funcionarios del Estado que debían conducirlos al conocimiento de la verdad de lo ocurrido en aquel siniestro atentado contra la AMIA del 18 de julio de 1994, que se llevara la vida de sus seres queridos”, escribió en su renuncia.

Escándalo en el juicio

El abogado del Ministerio que terminó pidiendo en el juicio la absolución de Mullen y Barbaccia fue José Console, quien habría llegado al Ministerio de la mano de Daniel Angelici, el ex presidente de Boca y operador del macrismo en el mundo judicial. La actuación de Console terminó en un papelón: los jueces del tribunal lo apartaron del juicio porque al mismo tiempo tenía un cargo en el Consejo de la Magistratura.

A esta altura, Cimadevilla dice que el audio de Michetti no fue lo más grave que ocurrió durante la gestión de Garavano, ya que sostiene que hubo disposiciones del ministro y decretos del Poder Ejecutivo que fueron generando un escenario que buscaba lograr la impunidad de algunos de los imputados.

“Lo repudiable fue todo lo ocurrido desde el Poder Ejecutivo en torno a nuestra Unidad para no acusar a sus amigos”, evalúa Cimadevilla. “Había toda una actitud por parte del Poder Ejecutivo de tratar de direccionar la querella hacia la absolución de los imputados”, concluye.

Y explica que cuando hablaba con Garavano y le decía que no había elementos para no acusar a los ex fiscales, “lo mandaba al frente al Presidente”, con el siguiente argumento: “son amigos”.