La banda encabezada por el falso abogado Marcelo D´Alessio, dedicada a la extorsión, el lavado de dinero, el espionaje ilegal y el direccionamiento de causas judiciales mediante testimonios guionados, entre otros delitos, tenía una pata periodística. Era clave para ablandar a las víctimas y conseguir sus propósitos mediante la amenaza de la prisión o el escrache en la prensa.
D ´Alessio tenía vínculos con muchos periodistas y algunos de ellos declararon como testigos, pero con quien más estrecha relación entabló fue con el columnista del diario Clarín, Daniel Santoro, a tal punto que se visitaban en sus casas y con sus familias. Pero la amistad iba más allá. Para el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, Santoro fue partícipe de dos hechos de aprietes y lo procesó, sin prisión preventiva.
“Me anticipo a señalar que, a partir de la prueba reunida en este legajo, considero corresponde dictar el procesamiento del Sr. Daniel Santoro como partícipe necesario en orden a los delitos de coacción y extorsión de los que fueron víctimas, respectivamente, el ex directivo de PDVSA, Gonzalo Brusa Dovat y el empresario Mario Víctor Cifuentes y -al menos de momento- la falta de mérito para procesar o sobreseer en orden al delito de asociación ilícita”, escribió el juez en las primeras fojas de su resolución de 254 páginas.
Según el juez, se encuentra acreditada la coacción de la que fue víctima Brusa Dovat y la extorsión que sufrió el empresario y titular de la empresa OPS Mario Cifuentes y que para llevar adelante dichas acciones se requirió de la participación de Santoro.
“También existen sobrados elementos de prueba acerca de la existencia y funcionamiento de la asociación ilícita investigada, e incluso se encuentra acreditado que esta asociación se sirvió de la prensa y en particular de la actividad que podía llevar adelante Daniel Santoro para realizar sus planes delictivos”, escribió el juez.
Para Ramos Padilla era necesario demostrar en el actual estado del expediente si Santoro tenía conocimiento de que sus acciones y aportes como periodistas en los medios en los que trabajaba estaban concatenados con una maniobra ilícita previa, concomitante y/o posterior de espionaje, extorsión o coacción. “Si obran elementos suficientes que permiten inferir que ese conocimiento existió -al menos en algunos de los casos que serán materia de tratamiento específico a lo largo de esta resolución ello se encuentra acreditado-, su conducta debe ser reprochada penalmente”, dijo el juez.
“Pero si se analiza el contexto, la reiteración, la permanencia en el tiempo, el vínculo que unía a los imputados, y se los confronta con las acciones que llevaba adelante la asociación; si al mismo tiempo se verifica que tanto D´Alessio como Santoro sabían de las actividades y de los aportes que el otro realizaba a aquel plan criminal; si se observa el modo en que las acciones y omisiones de uno y otro se encuentran ligadas y concatenadas entre sí y con los planes ilícitos llevados a cabo por la organización; entonces surgen claramente los elementos de convicción para considerar aquellas conductas que le fueran imputadas a Daniel Santoro como un aporte decisivo para los hechos y planes delictivos investigados”, agrega el procesamiento.
Santoro dijo en su descargo que fue usado por D´Alessio y que en alguna ocasión pudo haberse confundido. Ramos Padila aclara que una persona no puede ser procesada sólo por confundir el nombre de la firma OPS, hacer una nota, escribir un libro, aportar o recibir información, entrevistarse con jueces, presentar a D´Alessio a magistrados, fiscales y legisladores u organizarle reuniones, tal como hizo Santoro con el falso abogado.
“Sin embargo, la situación se modifica cuando se conoce que Marcelo D’Alessio, con anticipación de unas horas, le refería al dueño de esa firma OPS que ese día debía ver a Daniel Santoro en el programa “Animales Sueltos”, al tiempo que le exigía el pago de un millón doscientos mil dólares y le señalaba que si no pagaba esa suma, ese mismo periodista al que “los jueces le tenían más miedo que al Consejo de la Magistratura” -en propias palabras de D’Alessio- habría de publicar en el diario de mayor tirada del país una nota que lo perjudicaría, como efectivamente ocurrió”.
También se lo procesó a Santoro por haber sido parte de las actividades que perjudicaron al ex directivo de PDVSA Argentina Gonzalo Brusa Dovat, a quien a partir de diversas tareas de inteligencia ilegales, intimidaciones, amenazas y engaños se le exigió que prestara declaraciones ante la prensa y la justicia federal ante el fiscal Carlos Stornelli en contra de su voluntad, denunciando una serie de presuntos hechos delictivos cometidos en la empresa PDVSA Argentina o en firmas vinculadas a ella. Santoro reconoció que entrevistó a Brusa Dovat en el restaurante Sarkis y que luego publicó una nota en Clarín y habló de él en Animales Sueltos.
“Corresponde aclarar, más allá de lo que se dirá más adelante, que la relación entre Marcelo D´Alessio y Daniel Santoro proviene, como este último lo ha reconocido, desde –al menos- fines de 2016 y, como se verá, las extorsiones y exigencias dinerarias bajo la amenaza de que el periodista formularía publicaciones en la prensa datan también de ese año. Es decir que durante más de dos años la organización delictiva, manteniendo una estrecha relación con Daniel Santoro, viene utilizando esta metodología. Durante ese tiempo se constataron otras operaciones que vinculan cada vez más a Santoro con las actividades llevadas a cabo por la organización”, agregó el juez.
Ramos Padilla dijo además:
“Ya se ha dicho que una de las notas salientes que caracterizó el modus operandi de la organización fue el aprovechamiento de instituciones tan necesarias para el funcionamiento democrático, tales como el periodismo y la justicia, con el objeto de “blanquear” información obtenida ilegalmente. Este mecanismo produce una legitimación autorreferencial, al hacer que la causa judicial legitime la nota de prensa, mientras la nota de prensa legitima, al mismo tiempo, la causa judicial, y produce, paradójicamente, el propio desgaste de las estructuras democráticas que dichas instituciones protegen.
“Muy probablemente, una gran pante de los magistrados y periodistas que tuvieron incluso estrechos vínculos con D´Alessio, y a partir de él con la organización investigada, han actuado sin dolo y dentro de su rol específico de periodista o magistrado. Es decir, dentro del ámbito de su competencia, y sin saber que estaban introduciendo al circuito legal una información obtenida ilegalmente, producto de un “ablande”, “puesta en pánico”, una investigación ilegal, etc.”
Este no fue el caso de Santoro, quien con sus publicaciones colaboró en al menos estos dos casos con las operaciones ilegales llevadas adelante por la banda.