En diálogo con el programa radial Crimen y Ficción, Luciana Porchietto y Lucas Molteni, hablaron sobre el trabajo de investigación y escritura detrás de Post Mortem, la nueva serie de la plataforma Flow que realiza un interesante y novedoso cruce entre la ficción y la realidad dentro del género policial.
La serie, producida por Nacho Viale, tiene 8 capítulos de aproximadamente 25 minutos de duración.
Está dirigida por Diego Palacio y cuenta con protagonistas de la talla de Julieta Zylberberg, Esteban Pérez, Alejandro Awada, Diego Velázquez, Rafael Spregelburd y Claudio Tolcachir, y participación de otros reconocidos actores.
El punto de partida de la historia se dispara cuando a dos periodistas de dos secciones distintas, tecnología y espectáculos, los llama el jefe de redacción del medio para realizar crónicas periodísticas policiales con foco en el trabajo forense.
“Mientras tanto y a partir de distintos flashbacks, se cuela un asesinato en un pasado reciente y aparece un laberinto de posibilidades entre la narración verídica y ficticia a través de los personajes”, amplía Lucas Molteni.
Realidad y ficción
La particularidad de Post Mortem, no es solo la clásica y trillada leyenda de estar “inspirada en casos reales” sino que los peritos forenses reales aportaron información y conocimiento sobre los casos concretos que se recrean en la serie.
Aparecen en entrevistas y además figuran dentro de la ficción como personajes.
Al respecto, explica el guionista que “los peritos fueron relatando los acontecimientos que contamos. Los casos reales están mezclados y recreados, pero está presente la visión de los forenses sobre las investigaciones y cómo se llega a esas investigaciones”.
Luciana Porchietto, por su parte, rescata positivamente el trabajo conjunto a los profesionales de la criminalística, con los cuales tuvieron largas tardes de reunión y donde abordaron temas con grandes interrogantes.
“Me parece que la aparición de los peritos reales entrevistados por los actores, los personajes de la ficción, genera un cruce de riesgoso y novedoso, pero que le suma mucho a cada capítulo”, agrega.
“Quedé fascinada con los expertos, por el estudio que hacen de cada caso y por su formación. Muchos tienen 3 o 4 títulos, se pasan la vida estudiando sobre estos temas. La muerte (el asesinato) está en las noticias, la vemos, pero es raro conocer a alguien que tenga una relación diaria con muerte, que sea su objeto de estudio”, explica.
Y agrega: “Me hubiera quedado horas hablando con ellos, creo que a los actores le pasó lo mismo. Es un mundo fascinante y ellos manejan las claves de ese mundo”.
Gajes del oficio e influencias
Luciana Porchietto y Lucas Molteni, es la primera vez que trabajan juntos. Los dos ya tenían experiencia en la escritura de guiones para series del género policial. Ella en Los internacionales (Flow/Telefe) y él en Estocolmo (Netflix). Para ambos Post Mortem significaba un desafío y una oportunidad.
“El trabajo del guionista depende de la serie, sobre todo, del presupuesto, del tiempo que se tiene y de las necesidades. Hay series que pueden desarrollarse en 2 años y otras, como esta, en un mes. Nosotros trabajamos rápido, buscamos un anclaje en lo real para generar un diálogo con el espectador”, cuenta Lucas.
Respecto a las influencias y diálogos con otras series y estéticas, los guionistas tenían muy claro que querían hacer “algo frío y universal con una trama seca que pudiera transcurrir en el Líbano o en Europa y el relato nórdico quizás aportaba algo de la cuestión sobria”.
También pensaron en que Post Mortem “tenga la particularidad de una voz propia y un grado de verdad en el plano de la percepción del pasado y el presente, aunque sea muy difícil de escribir”, completa Lucas.
También tomaron de inspiración elementos de la serie Sharp Objects (HBO) y el documental sobre Cambridge Analytica (Netflix) que, cuando escribieron el guion para Post Mortem, estaba en la cresta de la ola.
“Tomamos algunas imágenes para trabajar la puesta de las entrevistas, ya que era un aspecto de la escritura que no podíamos controlar. Los actores se sorprendieron con que las escenas de crímenes tuvieran un correlato científico de una forma que el guion no lo había planteado. El guion estaba más en el tono del documental reality, más situacional”, explica Lucas al subrayar lo positivo de esta experiencia.