“La fuerza capaz de desestabilizar es la policial. No se sienta un comisario en el sillón presidencial, pero son movimientos que pueden desestabilizar fácilmente, crear una sensación de caos, de inseguridad pública. Es grave”. Con ese crudo análisis, el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni, se refirió a los saqueos y a las protestas policiales que causaron 13 muertos en varias provincias del país.
En declaraciones a Páginas/12, el magistrado opinó que una de las deudas que tiene la democracia argentina es repensar la policía. También dijo que las manifestaciones no fueron espontáneas y consideró que aunque no podía opinar jurídicamente sobre el pedido de sindicalizar a la policía, debía haber un canal de diálogo entre esa fuerza y el Estado.
“El último golpe contra Fernando de la Rúa, ¿quién se lo dio? Fue la policía. Había otros factores, pero el último empujón salió de ahí. Duhalde tiene que salir prematuramente por un hecho policial. Tengo serias sospechas sobre la desaparición de Julio López. Desde que se pasa de la ideología de Seguridad Nacional a la ideología de Seguridad Ciudadana, la fuerza capaz de desestabilizar es la policial. Por otra parte, tiene más penetración social que las Fuerzas Armadas. No son golpes de Estado de las características tradicionales”, dijo Zaffaroni.
Experto en materia de seguridad y reforma policial, la opinión de Zaffaroni respecto al descontrol y caos ocasionado por los acuartelamientos policiales en todo el país era una de las más esperadas.
“Es una tremenda deuda de la democracia no haber repensado la policía. El modelo institucional de policía que seguimos teniendo tendrá todo el desarrollo tecnológico que se quiere, pero el modelo institucional es el que se estableció cuando Rivadavia cerró los cabildos. Es un modelo de ocupación territorial”, declaró Zaffaroni.
Para el ministro de la Corte Suprema, una alternativa sería descentralizar la policía. “Naturalmente que habría que tener una policía centralizada para delitos complejos y habría que separarla de la policía de investigación criminal que, un día, con un proceso acusatorio, podría depender del Ministerio Público o de los poderes judiciales. Pero la policía de seguridad de calle tiene que estar cerca de la gente, cerca de la manifestación terciaria del Estado”, analizó.
Zaffaroni dijo que el financiamiento autónomo de la policía es un modelo que viene del siglo XIX. “Es ése: te autonomizo, te dejo recaudar y vos me garantizás gobernabilidad. Ese es un modelo que nos viene de la república oligárquica. Un modelo colonialista de ocupación territorial”.
Cuando le preguntaron cuál era su impresión de los conflictos de las policías provinciales y los saqueos, Zaffaroni dijo que tenía la sensación de que había una manipulación. “No es una manifestación espontánea. Pero hay un espacio que da lugar a esa manifestación. No hay un canal de comunicación del personal policial en el que éste se pueda expresar de alguna manera. Hay muertos, lo que ha pasado es grave y no hay que tirarse con cadáveres para abrir responsabilidades, sino que hay que sentarse para ver qué hacemos.”
Zaffaroni propone pensar en el modelo de Canadá, de Scotland Yard, de Italia, las policías de las comunidades autónomas españolas. “No necesitamos una policía que se dedique a controlar excluidos, necesitamos una policía que nos asegure mínimamente el orden”.