El escándalo que sacude a los tribunales federales de Comodoro Py con los camaristas Juan Carlos Gemignani y Ana María Figueroa como protagonistas, tiene antecedentes que se remontan a varios años atrás y que cuenta además con un capítulo político, como casi todas las causas que se tramitan en el fuero federal.
Gemignani fue denunciado la semana pasada luego de haber ordenado la detención de la prosecretaria letrada María Amelia Expucci, a quien acusó de desobediencia. Geminiani le había ordenado que hiciera un inventario del contenido de unas cajas que estaban en una sala que él quería usar para hacer una videoconferencia.
La funcionaria le contestó que debía consultar con otros integrantes de la sala, lo que fue tomado por el juez como una afrenta, por lo que ordenó a dos policías que la detuvieran y le inició una causa. Así estalló el escándalo. La mujer fue liberada un par de horas después por decisión del juez Marcelo Martínez de Georgi, sobre quien recayó la denuncia que Gemignani hizo contra la funcionaria.
El camarista ratificó ayer mismo la denuncia y declaró que había ordenado el arresto. Tras la resolución de Martínez de Giorgi, el fiscal federal Juan Pedro Zoni pidió que el Consejo de la Magistratura investigara a Gemignani, tras desestimar la denuncia que el propio camarista había presentado contra la secretaria.
El juez manifestó que “María Amelia Expucci se negó a la realización del inventario, alegando para ello que debía esperarse a la presencia de otro camarista de feria”. El fiscali explicó que la negativa de la secretaria a realizar el inventario requerido, “en modo alguno puede ser calificada como una conducta delictiva. Ello, en tanto este accionar carece de entidad como para lesionar algún bien jurídico tutelado en nuestro Código Penal”.
Explicó que “resulta claramente excesivo el reproche penal que se pretende sostener con la denuncia, ya que se advierte que los sucesos relatados se han generado en una simple cuestión de índole laboral que debería haberse resuelto, cuanto mucho, administrativamente.”
Se defiende con denuncias
Gemignani contraatacó con una denuncia ante la Cámara de Casación Penal contra la jueza Figueroa, con el argumento de que las cajas en cuestión se las había enviado Julio de Vido cuando era ministro de Planificación Federal, es decir, hace más de un año. Supuestamente, esos equipos, computadoras y televisores, no eran para uso particular de la jueza, sino para instalar un sistema de videoconferencias.
También presentó una denuncia contra De Vido. Su estrategia fue sumarse a las denuncias explosivos contra el gobierno anterior, para tapar el arresto de una funcionaria.
Quienes transitan los pasillos de Comodoro Py aseguran que la pelea entre los camaristas excede a la supuesta desobediencia de Expucci y a la insólita decisión de Gemignani de ordenar su arresto. “Gemignani se quiere llevar puesto a Figueroa. La acusa de ser ultra k”, dice un conocedor de la interna que sacude a la Cámara Federal de Casación Penal, el máximo tribunal de esa materia.
“Son dos trenes que transitan de frente y por la misma vía. Siempre están por chocar. Pero esto que ocurrió es gravísimo. Porque en el medio de la disputa quedó una empleada, detenida, en un caso que no tiene antecedentes en la democracia”, evaluó un colega de los dos jueces.
Figueroa llegó a la Cámara de Casación en 2011, luego de haberse dedicado toda su vida al ejercicio de la profesión, en especial a causas vinculados con los derechos humanos, tema de sus dos tesis doctorales. En 1986 fue designada por concurso profesora titular de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional de Rosario, donde sigue dando clases. Hace un año habría sido protagonista de otro entredicho en el tribunal cuando habría iniciado un relación con un empleado que había sido acusado de un intento de abuso por una empleada de limpieza. El caso no pasó a mayores, pero dejó su huella.
Gemignani desembarcó en Casación en forma simultánea con Figueroa. También dedicó buena parte de su carrera a la profesión, hasta que por el concurso 197 del Consejo de la Magistratura pudo acceder a la Casación, con el apoyo del radicalismo. Fue juez penal en la provincia de Santa Fe, antes llegar a Comodoro Py.
La pelea más fuerte entre Gemignani y Figueroa se remonta a mediados del año pasado, cuando los dos jueces, más Luis María Cabral, que integraba la sala como subrogante, debían resolver sobre el caso del memorándum firmado por el gobierno de Cristina Kirchner con el de Irán por la causa AMIA. El gobierno de entonces estaba más que interesado en que no se declarara que era inconstitucional.
Los antecedentes de la pelea
Cabral y Gemignani estaban por votar en contra del memo y faltaba el voto de Figueroa, quien iba a sostener que era constitucional. La votación no se llegó a realizar. Cabral fue removido por el Consejo, quien nombró a un conjuez, Claudio Vázquez, lo cual derivó en una nueva discusión y en denuncias cruzadas. El caso llegó finalmente a la Corte, que terminó fallando sobre el régimen de reemplazos de los magistrados. El memo con Irán quedó en la nada con la llegada del nuevo gobierno.
Pero los rencores entre los dos jueces siguieron vivos. La última pelea ocurrió en diciembre, cuando Gemigniani irrumpió en el despacho de Figueroa a los gritos para recriminarle que no se había incorporado su voto, cuando se había discutido el reglamento del patronato de liberados. En ese momento, Figueroa era además la presidenta de Casación, por lo que la pelea se consideró una falta grave y fue motivo de un plenario en el que se analizó adoptar alguna sanción contra el magistrado.
Figueroa también era la presidenta de la Cámara de Casación el año pasado cuando fueron los polémicos obsequios de De Vido. Los equipos de la polémica quedaron inventariados y en resguardo en una habitación franjada. El saldo de la pelea es dispar: Gemignani se lleva una denuncia penal, que no será muy difícil de probar, por lo que en breve se podría pedir su declaración indagatoria. Y Figueroa una presentación ante el Consejo de la Magistratura, por una presunta irregularidad.