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Ondas de amor y paz: el giro de 180 grados de la procuradora Gils Carbó

La Procuradora General Alejandra Gils Carbó ha dado un giro de 180 grados. Lento, estudiado, pero cambio al fin, ya quedaron muy atrás sus discursos en atriles de la Biblioteca Nacional para hablar de una justicia oscurantista, elitista y de “vínculos aceitados con el poder económico”.

Ahora pasa sus días en el despacho de la calle Guido, se interioriza en cuestiones administrativa, remonta relaciones deterioradas con el fuero federal  y hace semanas abandonó esa ambición interna de que en algún momento el Gobierno la promoviera para un cargo en la Corte Suprema de Justicia.

Gils Carbó recompone relaciones.

Gils Carbó recompone relaciones.

La última aparición de Justicia Legítima podría explicar también el ocaso de la corriente que se proponía reformular el Poder Judicial desde dentro. Fue un acto frente al Palacio de Tribunales para reclamar cuando la Corte declaró la inconstitucionalidad de la reforma judicial que escribió Julián Álvarez y cuyos borradores supervisó el camarista Alejandro Slokar (integrante de Justicia Legítima). Las trabas puestas desde la Corte evaporaron gran parte del entusiasmo casi juvenil que existía en jueces y fiscales.

La caída de la reforma y los posteriores golpes a Gils Carbó desde la Corte y el fuero federal por las irregularidades en las subrogancias de fiscales amedrentaron a la agrupación y aceleraron las deserciones, aunque ya había existido una muy prematura como fue el caso del camarista Eduardo “Chiche” Freiller, que organizó la primera cena de la entidad en el restaurant del Centro Argentino de Ingenieros, firmó una solicitada y luego desapareció de las reuniones.

El jueves pasado tuvo lugar una postal casi tierna: un grupo de integrantes de Justicia Legítima peregrinaron hasta la oficina de Luis María Cabral, presidente de la Asociación de Magistrados, para hacer las paces y asegurarle que nunca pensaron siquiera en desafiliarse de la asociación y pedir disculpas por haber recordado que el edificio de la calle Lavalle lo cedió la dictadura militar.

Gils Carbó actuó con mayor sigilo y realizó llamadas a Comodoro Py para mejorar su relación con  los fiscales Carlos Rívolo, Eduardo Taiano (a este le garantizó que por dos años tendrá la subrogancia del despacho del fallecido Comparatore) y Carlos Stornelli. A este último es difícil encontrarlo ya que dedica gran parte de su rutina a los problemas de seguridad en Boca Junior (asesora a Daniel Angelici) y el tiempo que le queda a coleccionar relojes.

El espiral encontró su cierre ayer por la noche, cuando la Procuradora llamó a la Corte para apoyar la idea de Ricardo Lorenzetti de lanzar una reforma procesal penal que acelere los juicios. Encontró cordialidad y una invitación a tomar café. Gestos afables, típicos de los que se le dedican a quien viene en mala racha.

En la Corte saben que GilsCarbó ofreció, hace 45 días, su renuncia al secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zaninni. Encontró una respuesta glaciar: “en otro momento tal vez, ahora es muy difícil nombrar un procurador general en el Senado”.


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