María Justina Anglada
La operación “Vamos al Barro”, montada para llevar periodísticamente al terreno del magazine y la farándula el homicidio del fiscal Alberto Nisman promete nuevos capítulos. La imaginación de los inteligentes que la impulsan brota con ritmo febril y en el lodazal de aguas turbias donde pescan personajes de avería sobran y que tengan pendientes cuentas con la Justicia, aún más.
Uno es al caso de Leandro Santos, el representante de modelos que la fiscal Viviana Fein citó a declarar en el marco de la instrucción por el asesinato de Nisman con el pretendido objetivo de reconstruir algún tramo de la vida del investigador que arroje luz sobre su trágico final. Santos, según las fuentes de calle Tucumán, es un elemento importante para saber como trataba de distenderse el occiso frente a la presión que significaba lidiar con el esclarecimiento del pricipal atentado terrorista en la Argentina.
Santos, familiar del legendario “ingeniero Santos”, tipo “de caño” que persiguió y mató hace años a un ladrón que le robó el stéreo del auto, no ha tenido una vida fácil: desde problemas con la difusión de un video-hot de su representada la sueca Alexandra Larsson hasta situaciones dramáticas como cuando en febrero de 2013 otra de sus modelos, Julieta Gómez, falleció tras haberse disparado en la cabeza en la casa de los padres de su novio, Rodrigo Santos, hermano de Leandro.
Pero él mismo tuvo su mayor momento de zozobra cuando en febrero de 2012 la Justicia uruguaya pidió su captura internacional para investigar si tenía vínculos con una red de prostitución vip. La causa se originó cuando la madre de una menor declaró en la causa que “Santos cobraba a distintos clientes 3 mil dólares para que éstos mantuvieran relaciones sexuales con un grupo de mujeres”.
Uruguay solicitó en un primer momento la extradición de Santos por el delito de proxenetismo pero la conocida habilidad del abogado Mariano Cuneo Libarona se interpuso entre las dos orillas: presentó un hábeas corpus en la Argentina y la extradición quedó nula. La causa en Uruguay no tuvo ningún avance y hasta el momento sólo hay dos supuestos socios de Santos procesados.
Las fuentes judiciales uruguayas no digieren la forma en que se les escabulló Santos y tienen al representante en la mira, cargados de testimonios y escuchas que incluyen a algunas notorias figuras argentinas tal el caso de un ex ejecutivo de alto vuelo o de un colega del manager que pasó luego al rubro de la TV en cargos prominantes y que al decir de las fuentes “regenteaba un petit hotel en Palermo donde se realizaban escuentros de relaciones…. públicas”.
Los investigadores uruguayos mascullan bronca porque entienden que Santos “contó con algún apoyo de sectores de poder con relación con la Justicia” que le permitieron sortear el trance.
Los críticos de la línea que lleva Fein en relación a aspectos de la vida de Nisman descalifican todo lo que pueda provenir del manager: “Santos está regalado, está libre por favores que adeuda y para pagarlos –ironizan– es capaz hasta de volver a hacer aparecer a Samantha Farjat con tal de embarrar todo”.