La semana pasada Guadalupe Medina, de 12 años, fue asesina y violada en Rosario. Sufrió penetración vaginal y anal y luego fue estrangulada. El caso pasó desapercibido en los medios. La niña vivía en una villa.

Tres femicidios en una semana. Tres niñas de 12 años.

En Brasil sigue la conmoción porque una adolescente de 16 años fue violada por 30 hombres que luego subieron imágenes del ataque. El juez de la causa le preguntó a la niña si acostumbraba tener relaciones sexuales grupales porque claro, siempre hay que partir de que nosotras tenemos la culpa de que nos ataquen. «Sentí culpa, varias veces, hasta ahora. Todo el día. No sé de qué. Siento basura saliendo de mi cuerpo, de mi boca, de mis ojos», dice ella en una entrevista. Imposible no llorar al escucharla.

En Argentina, el gobierno lanzó su segundo anuncio de la campaña para unir a los argentinos. El primero fue el de la empanada. Aparecen 12 hombres y tres mujeres: una campesina, una trabajadora de una estación de servicio (gasolinería) y una abuela. Los hombres son ganaderos, veterinarios, empresarios, comerciantes, camioneros.

El segundo spot es el de un alumno que mejora calificaciones. Las mujeres también son escasas y ocupan el rol de la maestra, la obrera, la mamá y la costurera. Los hombres son empresarios, ministros, gobernadores, intendentes y arquitectos.

Si el gobierno va a seguir con esta campaña, por favor que alguien les avise a sus publicistas (que deben estar ganando fortunas) que los estereotipos de género refuerzan la desvalorización de la mujer. Es violencia simbólica, como explican las colegas de Economía Femini(s)ta. Que recuerden que tienen una vicepresidenta y una gobernadora.

Nos vemos el viernes en la marcha.