
La Audiencia Provincial de Barcelona resolvió condenar a Lionel Messi y a su padre por el delito de fraude fiscal a partir de la doctrina de la ignorancia deliberada. Si bien el tribunal no niega que el futbolista no tuvo conocimientos precisos de los movimientos irregulares que venía digitado su padre y su equipo de asesores para pagar menos impuestos de los debidos, según esta doctrina se lo trata como si hubiese estado al tanto de todo, dado que habría tenido el deber de informarse.
La “ignorancia deliberada” es un argumento bastante utilizado en la jurisprudencia española, especialmente en el ámbito de los delitos de narcotráfico, de lavado de dinero y empresariales. Imaginemos, por ejemplo, un empresario que reúne a gerentes de diferentes áreas y les pide que únicamente lo informen sobre si se obtienen o no los objetivos anuales pero explícitamente les pide que se abstengan de informarles si para ello han pagado sobornos o realizado cualquier otra actividad irregular. O también pensamos en un transportista que sospecha que uno de sus clientes está involucrado con el tráfico de drogas y que al recibir la mercadería no toma los recaudos para averiguar si lo que está transportando es droga o un electrodoméstico. En ambos casos el sujeto en cuestión ignora realmente el sentido de su actuar: el empresario no tiene conocimientos de los sobornos pagados; el transportista ignora que transporta drogas. Pero tiene sospechas de que algo “huele mal”.
En Derecho penal nadie puede recibir una pena si desconocía lo que estaba haciendo. Justamente la estrategia de la ignorancia deliberada busca evitar la injusticia que generaría declarar la impunidad de alguien que, pese a sus sospechas, voluntariamente ha decidido generar una situación de ignorancia o bien ha decidido mantenerse en ese estado para evitar el castigo. En el caso de Messi, el tribunal pretende decirle al futbolista que él no podía mantenerse al margen de lo que sucedía en su entorno con su dinero y por ello de alguna manera habría “elegido” cegarse ante las maniobras fraudulentas del padre y sus asesores fiscales. En el fondo, lo que la Audiencia Provincial de Barcelona viene a decirnos es que Messi tendría que haber sospechado que algo raro pasaba con sus derechos de imagen y por ello estaba obligado por ley a informarse acerca de cómo estaba siendo llevada adelante su contabilidad y sus inversiones. Parafraseando expresiones del propio Lío en su declaración: estaba obligado a no dejarse engañar por su padre. Y es aquí donde aparece el principal problema de la sentencia.
¿Hasta dónde llega ese deber de informarnos? ¿Realmente estaba Lionel Messi obligado a conocer cómo se invertían o manejaban los ingresos procedentes de su derecho de imagen? La infinidad de contratos y negocios detrás de su imagen muestran un entramado de tal complejidad que solamente una persona dotada de los conocimientos técnicos en esa materia podría llevar adelante idóneamente. Pretender que un futbolista conozca también cómo puede realizarse una inversión o qué tipo de inversión es legal, rompería complemente con el sentido de la distribución del trabajo en la sociedad y con el principio de confianza que rige nuestras interacciones sociales. Cada uno de nosotros delega en un contador el manejo de su contabilidad o en un abogado el asesoramiento legal cuando se carece del conocimiento técnico específico y confía en el consejo que este especialista le brinda. Suscribir lo contrario y pretender que también tengamos que verificar la corrección del criterio del especialista no obligaría a tener que entrar en una cadena de verificaciones que nos llevaría al absurdo. En este caso, en la medida en que Lionel Messi haya confiado en las personas idóneas (el propio tribunal señala que estaba siendo asesorado por un grupo de profesionales especializados en deportistas de élite), tiene derecho a confiar en su criterio y de ninguna manera puede tener el deber de informarse sobre si esas personas lo estaban engañando.
Una correcta interpretación de la doctrina de la ignorancia deliberada debería haber llevado al tribunal también a estas conclusiones, lo cual hace esperar que en caso de llegarse a una instancia judicial superior la situación se acabe revirtiendo favorablemente para el futbolista. A esta conclusión llegan muchos otros jueces y especialistas, a pesar de que la Audiencia Provincial de Barcelona haya querido ignorar estos consejos. En cualquier caso, dado que aparentemente el tribunal ignoró este criterio correcto, si quisiésemos reprocharle por este error no nos quedaría otra alternativa que hacerlo a partir de considerar que deliberadamente no quisieron leer más sentencias o más libros especializados, lo que en definitiva condicionó su mejor comprensión del problema. Le reprocharíamos al tribunal por su “ignorancia deliberada”.
Fuente: Bastión Digital.