La excoordinadora de Documentación Presidencial de Mauricio Macri, Susana Martinengo, reconoció que tuvo contactos con espías durante el gobierno anterior, pero se bajó el precio.
En la ampliación de su indagatoria, negó hoy haber formado parte de «ninguna estructura de inteligencia», ni «legal o ilegal».
De todos modos admitió que pudo haberse «visto tentada de aparentar un rol más importante del que realmente tenía», en sus intercambios con los espías.
La ex funcionaria, que trabajó cerca de Macri desde que era Jefe de Gobierno, amplió su declaración indagatoria en la causa en la que se investiga el espionaje ilegal contra dirigentes políticos, sociales y hasta familiares de Macri.
Martinengo se negó a responder preguntas en la audiencia virtual que mantuvo con el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Auge, y los fiscales del caso Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide.
Canal de información
La ex funcionaria está acusada de haber oficiado de «canal secundario de la circulación de información obtenida ilegalmente», durante el gobierno anterior.
La imputada presentó un escrito en la causa y se negó a contestar las preguntas, sobre su rol en la asociación investigada.
«En alguna oportunidad puede haberme visto tentada de aparentar un rol más importante del que realmente tenía, indicando que podía hacer llegar cierta información a mis superiores, pero esa posibilidad jamás existió realmente», indicó.
La imputada está acusada de haber recibido de los agentes Jorge Sáez y Leandro Araque un informe relativo a la comunidad Mapuch y otro sobre los escraches sufridos por el entonces Presidente.
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También se la acusa de haber solicitado los informes sobre las manifestaciones en el Congreso y de haber remitido la información al secretario privado de Macri, Dario Nieto, quien también está citado a indagatoria.
«Susana Martinengo, quien no sólo se reunía con Leandro Araque y el ‘Turco’ Sáez en la casa de Gobierno, tenía contacto asiduo con ellos e intercambiaba información que luego utilizaban para sus aspiraciones políticas y a su vez transmitida a un superior, en este caso, al secretario del Presidente de la Nación, Darío Nieto», escribieron los fiscales.
Sus propios intereses
Obran en el expediente elementos que prueban que Martinengo utilizó, además, los servicios de los agentes para sus propios intereses y los de su núcleo cercano de personas, cuando intentaba erigirse como candidata, en el marco de una elección legislativa.
Entre las pruebas en su contra, los fiscales citaron que fue Martinengo quien facilitó a los espías el número de teléfono celular del entonces presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
El dirigente de Cambiemos fue una de las víctimas del espionaje ilegal. Además se hallaron intercambios de WhatsApp en los que les pedía información para remitir a sus superiores.
El 28 de noviembre de 2017, según surge de los mensajes analizados por la fiscalía, Martinengo se encontró en la Casa Rosada con Araque quien presuntamente le remitió información de inteligencia sobre la comunidad Mapuche.
Tras la reunión, la imputada le pidió una hora después a Araque, a través de un mensaje de audio, que le volviera a pasar el informe porque lo había borrado y «le interesa al uno».
Pedido de informes
Otro intercambio, esta vez, entre Martinengo y Sáez en 2017, da cuenta de que estaba interesada en información vinculada con posibles manifestaciones contra la reforma previsional que iba a ser debatida en el Congreso.
«Si tenés un informe que no los comprometa a ustedes pasamelo que yo se lo paso a Nieto, al secretario privado, como hice la vez anterior, viste? Lo debe saber, pero bueno”, pedía la exfuncionaria.
Martinengo cuestionó la prueba reunida en su contra, dijo que no acredita que ella haya formado parte de una estructura de inteligencia y criticó el papel de los fiscales.
Aseguró que en la primera indagatoria que dio tras haber sido detenida, ante el primer juez del caso Federico Villena, se le impidió «ejercer cabalmente el derecho de defensa».
«Jamás formé parte de ninguna estructura de inteligencia ni tuve participación en ese tipo de actividad, ya sea que se haya llevado a cabo en forma legal o ilegal, discriminación que, desde ya, escapa a mis posibilidades de análisis por ausencia de formación y capacitación en la materia, que para la suscripta siempre conformaron un mundo inaccesible y de difícil comprensión», aseguró.
La relación con Nieto
Sobre su relación con Nieto, sostuvo que no mantuvo un «trato habitual o permanente”, que se vieron «pocas veces» y que el vínculo era «cordial pero relativamente distante».
De todos modos, según consta en el expediente Nieto le envió un mensaje para agradecerle su trabajo al concluir el gobierno de Macri y ella le pidió ayuda para conseguir empleo en el futuro.
«Lejos estaba yo de constituir nexo alguno entre agentes de inteligencia y el Gobierno nacional», sostuvo la excoordinadora de Documentación presidencial.
«Tareas de ese tipo se encontraban totalmente fuera de mi pequeña esfera de actuación. Es más, para el supuesto de que yo hubiese querido asumir algún rol por el estilo, no existía ninguna posibilidad de que el resultado de tales tareas llegara a altas esferas del gobierno», agregó en el descargo.