El debate que se generó frente a la ley anti despidos permite sacar varias observaciones políticas. Hace unas semanas hablamos en la nota “El laboratorio del impuesto a las ganancias” sobre la viabilidad de que se le imponga al gobierno una ley que no quiere: salvo que cuadre una matemática rara, es casi imposible.
Veamos qué sucedió en pocos días:
- la CGT mutó su prioridad de ganancias a despidos (es probable que lo haya influido la percepción popular que no veía muy importante el primer tema);
- lo que iba a ser una movilización por el Día del Trabajo, va camino a ser una movilización opositora;
- el FpV (o el peronismo oficial) se puso el tema al hombro rápidamente y estaría para aprobarlo en el Senado;
- no está funcionando en este caso la presión del gobierno a los gobernadores para que aliñen a sus senadores;
- la cuestión generó debate interno en el Frente Renovador, que busca consenso acerca de una “propuesta superadora”;
- el gobierno vuelve a depender de para dónde Massa incline la balanza en Diputados;
- Macri frena la movida en Diputados o veta y aborta la iniciativa;
- tras cartón, también se traba la aprobación del pliego de los 2 nuevos miembros de la Corte Suprema.
¿Por qué se produce todo esto?
- 1. claramente el clima de calle ha desmejorado, con una pobre calificación del gobierno en materia económica, que arrastra hacia abajo la aprobación de la gestión Macri y las expectativas positivas;
- 2. este dato es como la sangre que huelen los tiburones: si el gobierno tiene problemas, crecen las probabilidades de que la oposición se le anime a complicarlo;
- 3. los gobernadores le dieron al gobierno la ley para salir del default con los buitres, pero creen que deben ejercer su poder frente al oficialismo para aleccionarlo y marcar la lógica de relacionamiento que les conviene: negociar caso por caso para desplumarlo.
Aún cuando la ley no salga, la oposición lo habrá obligado al gobierno a trabajar a destajo con una cuestión que no le trae ningún beneficio, haciéndole perder tiempo, energía y obligándolo a hablar de lo que no quiere (es un ejercicio de desgaste “para ver donde renguea el perro”).
- El gobierno, por su lado, no se queda atrás:
- 1. anuncia un paquete de obras para la provincia de Buenos Aires;
- 2. promueve una ley de primer empleo;
- 3. presenta un plan de turismo poniendo acento en el empleo;
- 4. paga deudas a los contratistas de obra pública;
- 5. muestra impaciencia por que las obras empiecen ya;
- 6. le da marco a un paquete de medidas sociales.
Para redondear, hay varias moralejas a partir de esta fábula:
- 1. donde la opinión pública se vuelve más crítica, la oposición desoye las cuestiones de gobernabilidad;
- 2. donde se puede sacar ventaja con un poco de demagogia, la oposición cada tanto lo hará;
- 3. el sindicalismo tiene una lógica distinta de la política y no aceptará en el corto plazo que le cambien la agenda por conveniencias ajenas;
- 4. el gobierno tiene capacidad de reacción, pero le falta potencia y habilidad comunicacional.
Lo más probable es que esto termine en un empate: se para en diputados o se veta, y cada parte habrá hecho su agosto.
Sin embargo, en cuanto a agenda de la sociedad habrá que ver si el gobierno no termina diciendo algo así como “les hable con la corrupción y me respondieron con el bolsillo”.