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«Mangeri no pudo con su culpa», dijo la fiscal que investigó el crimen de Angeles

“Mangeri no pudo con su culpa”, afirma la fiscal María Paula Asaro y no titubea al repasar los hechos que tuvieron lugar en la madrugada del sábado 15 de junio, casi cinco días después del asesinato de Ángeles Rawson. El encargado desde hacía once años del edificio de Ravignani 2360 había llegado a la fiscalía llorando, disfrazado de policía, por voluntad propia.

La fiscal Asaro dio detalles del caso.

La fiscal Asaro dio detalles del caso.

Asaro afirma que, hasta ese momento, nunca se había imaginado lo que estaba por ocurrir. De hecho, cuando el martes 11 le habían confirmado que el cuerpo sin vida encontrado en una planta del CEAMSE en José León Suárez era el de Ángeles Rawson – a quien buscaban desde la noche anterior -, lo primero que pensó fue “nunca voy a encontrar al culpable”.

Sin embargo, durante las últimas horas del viernes y la madrugada del sábado, la declaración testimonial del encargado del edificio comenzó a mostrar una serie de contradicciones. Mangeri confundía los horarios de entrada y salida del edificio, no lograba definir si los malestares que le había provocado una enfermedad al inicio de la semana le habían producido dolor de estómago, de cabeza o un resfrío. Tampoco podía evocar correctamente sus actividades durante los últimos cinco días, ni siquiera donde había pernoctado.

“Odio a la policía”, “odio a la justicia” dijo el encargado más de una vez durante su declaración, antes de asegurar que lo habían quemado y picaneado en el trayecto a la fiscalía. También afirmó que el día anterior, a bordo de un Volkswagen Polo negro, lo habían amenazado con una pistola y un cuchillo tipo “Tramontina”. Las inconsistencias en el relato obligaron a recordarle las previsiones del artículo 275 del Código Penal referidas al falso testimonio.

La declaración fue suspendida definitivamente para evitar que se autoincriminara, labrándose el acta sin su firma aunque dejando constancia por escrito de lo que había ocurrido durante ese acto.

Posteriormente, a las 5.15 de la mañana, Mangeri pidió hablar a solas con Asaro. Como no es posible declarar frente a un fiscal sin testigos, se sumó el secretario de la fiscalía. Fue entonces cuando el encargado se quebró: “Fui yo”.

A las cinco de la madrugada Mangeri pidió hablar con la fiscal.

A las cinco de la madrugada Mangeri pidió hablar con la fiscal.

“Dijo muy convencido la frase. Hasta me dio lástima, se me llenaron los ojos de lágrimas”, recuerda la fiscal. Sin embargo, en aquel momento Asaro no descartaba que el encargado estuviera “encubriendo” a alguien más.

A raíz de las contradicciones en que había incurrido, sumado a otros elementos de prueba reunidos hasta ese momento, Mangeri fue imputado y quedó detenido.

La fiscal ya contaba en ese momento con las imágenes de las cámaras instaladas en el trayecto desde la escuela a la casa de Ángeles, las cuales mostraban a la adolescente en camino hacia su hogar. También había recibido el testimonio de la empleada doméstica de la familia, Dominga, quien “juró que Ángeles no había entrado al departamento durante esa mañana”. Se había descartado así que el crimen hubiera ocurrido en la calle, pero tampoco había tenido lugar dentro del departamento de la familia de Ángeles.

Mangeri, a pesar de haber pedido licencia, había estado presente cuando se realizó el allanamiento en el edificio, dos días antes de que se presentara a declarar. Mientras el equipo de la fiscalía repasaba una y otra vez las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona que mostraban a la joven a punto de ingresar al edificio, el encargado había confirmado: “Es la Mumi”.

“La noche que vino a declarar no me miraba a los ojos”, recuerda Asaro. Y asegura: “Creo que fue mejor que lo interrogara una mujer, se sintió invadido muchísimo más en lo que había hecho. Sin embargo, antes de centrar las sospechas en Mangeri, Asaro admite que debió investigar al círculo íntimo de la víctima. “En la televisión ya daban por culpable al padrastro”, señala, en referencia a Sergio Opatowski. No obstante ello, carecía de elementos de prueba serios que lo comprometieran.

Para la fiscal el portero quiso abusar de la adolescente y por eso la mató.

Para la fiscal el portero quiso abusar de la adolescente y por eso la mató.

Una vez que los resultados del hisopado realizado en las uñas de Ángeles revelaron que había ADN del portero, la fiscal asegura que confirmó definitivamente las sospechas que la llevaron a pedir la detención e indagatoria de aquél. “Me quedé helada cuando me comunicaron que las posibilidades de que fuera ADN de Mangeri eran del 99,9 por ciento”, relata.

Ante la consulta por el móvil del asesinato, Asaro explica: “Para mí quiso abusar de la chica. Pero no lo tenía armado”. La hipótesis de la fiscalía es que el portero convenció a la adolescente para que suba hasta la portería ubicada en el octavo piso.

“Creemos que el lugar del hecho fue la portería. No lo podemos afirmar todavía, pero estamos cada día más cerca”. Ángeles se resistió pero, como señaló la última junta médica solicitada por la querella, y que fue adecuadamente ordenada por el Juez, a tal punto que realizó un puntilloso cuestionario de setenta y dos preguntas, su cuerpo fue llevado al container de basura ya sin vida. La dificultad para probar el lugar preciso del homicidio radica en que Mangeri tuvo casi cinco días para limpiar la escena del crimen.

“Se vio superado por el hecho, debe ser muy fuerte matar a una persona. Se empezó a sentir mal, a vomitar. No pudo con su culpa”. De hecho, así fue consignado por los jueces de la Cámara del Crimen en la confirmación de su procesamiento, concluye Asaro.

Si bien ese Tribunal cambió la calificación del hecho a homicidio simple, todavía se aguardan los resultados del análisis histopatológico de varias muestras obtenidas durante la exhumación del cuerpo y en la autopsia, un entrecruzamiento de llamados telefónicos, entre otras diligencias que podrían confirmar el supuesto de homicidio ‘criminis causa’ -cometer un delito para ocultar otro-; es decir, se trataría de un asesinato destinado a encubrir un ataque violento de índole sexual.

La fiscal evalúa imputar a Mangeri por femicidio y trabaja sobre esa posibilidad junto con el programa de Género del MPF. Respecto de los hechos, sólo restan verificar detalles para precisar los resultados de la investigación que, en apenas cuatro días, permitió identificar al autor del crimen de Ángeles Rawson.

Fuente: Fiscales.gob.ar


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