| Recuerdo

Los 100 años de P.D.James, una escritora maestra del género policial

Trabajó durante casi toda su vida en la función pública, hasta que pudo dedicarse de lleno a la escritura.

PD James

La escritora en su escritorio.

Phyllis Dorothy James, conocida en el mundo de las letras como P. D. James, tuvo una doble vida. 

Trabajó buena parte de su vida en la administración pública: durante casi 20 años se desempeñó en la seguridad social de Gran Bretaña y luego como funcionaria en el Ministerio del Interior durante otros 21 años, hasta 1979.

Pero al mismo tiempo que se ganaba la vida como trabajadora del Estado se dedicó a escribir, en especial en el género policial, tan arraigado en la literatura inglesa. Como otros autores del mismo estilo, tuvo su detective de cabecera, el policía Adam Dagliesh. P.D. James hubiera cumplido 100 años este 3 de agosto. Falleció a los 94 años, el 27 de noviembre de 2014, en Oxford. Todo muy british.

Empezó a publicar de grande. En 1962, es decir, cuando ya tenía 42 se conoció su primera novela “Cubridle el rostro”, en la que ya aparece el inspector Dagliesh, quien lo acompañará en las sucesivas entregas. El policía Dagliesh fue el protagonista de 14 de sus  novelas. Pero también creó una investigadora mujer, Cordelia Gray, a quien le dedicó dos títulos. 

También probó suerte, con otros títulos dedicados a la ciencia ficción, como Hijos de los hombres, que cuenta un futuro donde los hombres ya no pueden procrear y que fue llevada al cine en 1992. Se inspiró, se dice, en la baja de la natalidad en Gran Bretaña y planteó entonces un futuro sombrío.

Llega el éxito

La popularidad le llegó cuando sus libros fueron llevados a la televisión, en la misma línea que otros autores del género de las que es heredera como Agatha Christie o Chesterton, quienes también dieron letra con sus personajes a logradas series de televisión o exitosas películas. Ese éxito le generó además el reconocimiento del Parlamento Británico, que le otorgó un título nobiliario que le permitió ocupar un escaño vitalicio en la Cámara de los Lores.

“Phyllis Dorothy James siempre ambicionó convertirse en escritora, pero la precaria situación financiera familiar le forzó a abandonar sus estudios a los 16 años. En 1941 se casó con un estudiante de Medicina que acabó trabajando para el Ejército, Connor White, y con él se embarcó en una clásica existencia familiar hasta que la incapacitación laboral del marido y su internamiento en una institución, víctima de los estragos de la guerra, forzó un cambio radical”, recordó el diario El País, cuando se produjo su muerte, seis años atrás.

“La entonces madre de dos hijas se buscó el sustento en la Administración, que le procuró un puesto en el departamento de Criminología del Ministerio del Interior, pero al mismo tiempo vio una ventana hacia su vocación literaria”, agregaba la nota necrológica.

La jubilación

En 1980, con su octava novela, Sangre inocente, logró el éxito internacional fuera de Gran Bretaña y pudo jubilarse de su trabajo en la función pública, con la que pudo mantener a su familia. La suya fue también una historia de su novela: como tantos escritores, entonces pudo dedicarse a los que había ansiado durante toda su vida.

En varios reportajes dijo que iba a escribir hasta que tuviera impulso o tuviera ideas. Pues bien así lo hizo. Su última novela se publica en 2011, apenas tres años antes de su muerte.

Y a pesar de disfrutar de la vida de hogar con sus nietos y bisnietos y se una abuela cariñosa, nunca abandonó su pasión por la escritura.

Renovó el género policial clásico inglés, para llevarlo al policial negro y subir un nuevo escalón de un género adorado por el público y a veces menospreciado por los críticos.