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Linchamientos: hacer justicia por mano propia

Por Santiago Gómez*

El linchamiento es una forma de violencia que se manifiesta a través de insultos y agresiones físicas, como una forma de castigo a alguien que ha realizado una acción que genera indignación social. Esto lo podemos observar cuando la gente lincha por ejemplo a un sujeto que viola o, como ha sucedido en los últimos días, con jóvenes que delinquen.

¿Por qué sucede?

El linchamiento es una conducta social que se da manera espontánea por un conjunto de personas que están viviendo y compartiendo una misma situación, -ser víctimas de robos, golpes, muerte- de manera reiterada y que se mantiene en el tiempo,  por lo tanto, todos experimentan las mismas emociones de injusticia, indignación, desprotección, desamparo, ira, enojo, que los va a llevar a tener conductas impulsivas de violencia hacia al sujeto que ha cometido el robo.

Lo grave de esta situación sucede cuando los pensamientos con los que se interpretan éstos hechos -darle una paliza al que robó o matarlo a golpes –  justifican las acciones que se realizan, como las de golpear y matar al que robó.

A modo de ejemplo,  algunos pensamientos que activan emociones negativas pueden ser: “se lo merecía”, “estamos hartos de que nos roben y que nadie haga nada”, “entran por una puerta y salen por la otra”. El pensar de ésta manera activa las emociones de enojo y de ira que se van a manifestar de manera repetida en el individuo  frente a la misma situación, cada vez que la gente atrape a un ladrón y lo maten a golpes “porque se lo merecía”.

¿Es normal sentir indignación frente a un robo o cuando uno pierde a un ser querido por ser víctima de un asalto?

Sí, es normal experimentar las emociones de dolor, injusticia, desamparo, desprotección, cuando uno es víctima de un robo o pierde a un familiar que lo matan para robarle. De todos modos, cabe destacar que esto no justifica el  “el hacer justicia por manos propias”, ya que como sujetos sociales y racionales que somos, tenemos otros caminos para hacer valer y defender nuestros derechos que tenemos como seres humanos.

Los actos de violencia no se pueden combatir con más violencia porque se genera una retroalimentación negativa que no tiene fin, llevando a un caos generalizado. Por eso, es importante tener en cuenta que la violencia nunca se la puede justificar, porque lo único que genera es más violencia.

Director de Decidir Vivir Mejor y  del Centro de Psicología Cognitiva.

 

 


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