La Corte Suprema despidió ayer el año en una sesión de acuerdos que mostró a la perfección una realidad previsible: los vínculos entre sus integrantes están quebrados. Los sucesos políticos de 2013 terminaron por hacer implosionar un aparente buen trato que a lo largo del tiempo no ha hecho más que esconder rencores y peleas de poder. Esta tendencia se hará más visible en un 2014 en el cual las tensiones con el Gobierno prometen no dar respiro.
Los cruces son reiterados y siempre por lo bajo. Carmen Argibay se distanció definitivamente de Ricardo Lorenzetti y Eugenio Zaffaroni. Este último también alienta las críticas para con el presidente de la Corte y su vice Elena Highton de Nolasco. La pelea Carlos Fayt-Enrique Petracchi se mantiene inalterable desde hace 10 años. El único que parece exento de tanto conflicto es Juan Carlos Maqueda, no por nada el más político de los supremos.
El acuerdo de ayer tuvo por conclusión un fallo tímido pero que puede leerse como un prólogo de lo que vendrá: la Corte autorizó a una jubilada a cobrar su retiro en euros y, de este modo, eludir el implacable cepo cambiario dispuesto por el Gobierno. Este fallo, a simple vista menor, se incorpora a una jurisprudencia que tendrá peso cuando los ministros deban escribir el fallo final por el cepo cambiario que involucra ya directamente al Estado vía AFIP.
Lorenzetti terminó el año agobiado. Lo había comenzado con muchos planes, en febrero prometía una maratón de acontecimientos por los 150 años de la Corte que quedaron en la nada misma. De ser un hombre con gran dominio de las relaciones públicas en cualquier ámbito pasó a una faceta más hermética y solitaria. De jugar en ganador a sentirse en clara desventaja.
A lo largo del año las tres personas de su confianza le trajeron inconvenientes: el administrador de la Corte Daniel Marchi fue apuntado en conferencia de prensa por Ricardo Echegaray, el secretario de gestión de la Corte Alfredo Kraut nunca logró establecer sintonía fina con los principales jueces del país y María Bourdin (Directora de Comunicación Pública) desató el escándalo interno cuando posó de modo provocador en la revista Noticias y habló de su supuesta relación con el presidente de la Corte.
Enero llegará con la duda de si Zaffaroni termina por abandonar su vocalía como ya lo anunció durante el año que termina y se acoge a la jubilación que ya ha tramitado. Dos veces en octubre y una vez en noviembre le dijo a sus colaboradores que tenían en mente retirarse. Les dio a entender que lo espera algún compromiso más cercano a la esfera política aunque en la Corte ya se sabe que desde la Casa Rosada lo consideran como embajador en un destino rutilante.