La pelea se había mantenido hasta hoy en reserva con los modales que suelen guardarse en un ámbito tan recoleto como el Palacio de la Corte Suprema de Justicia. Pero todo terminó. El ex presidente de la Corte Suprema le envió hoy una carta a su sucesor, Carlos Rosenkrantz, en la que lo acusó de haber generado un clima de persecución y temor en empleados y funcionarios que le respondían y que fueron movidos de sus cargos.
La carta que Lorenzetti le envió a Rosenkrantz trascendió por su publicación en Infobae, el mismo medio que tenía minutos antes de su publicación en el Centro de Información Judicial las resoluciones o noticias surgidas del Poder Judicial, cuando Lorenzetti era titular del máximo tribunal.
Justamente, el control del CIJ parece haber sido el motivo de la pelea entre el nuevo presidente de la Corte y su antecesor. El CIJ estaba dirigido hasta ahora por María Bourdin, una colaboradora cercana de Lorenzetti y allegada también a Daniel Haddad, el empresario de medios dueño de Infobae.
Aunque Lorenzetti se cuida de nombrarla específicamente en la carta que le envió hoy a Rosenkrantz, el ex presidente de la Corte sale en defensa de Bourdin, a quien había ubicado en otro cargo tras su salida como responsable del CIJ. La oficina de prensa estuvo casi inactiva en los últimos días y casi no publicó los fallos más resonantes y controvertidos.
Dice la carta: «Hace muy pocos días, Usted se apersonó en el despacho de la Secretaria de Comunicaciones efectuando expresiones que contrarían las directivas de la política de Estado en materia
comunicacional,proponiendo una suerte de privatización del Centro de Información Judicial (CIJ). Ante la respuesta de que eso debía ser decidido por la Corte, y no sólo por la futura presidencia,
hubo expresiones que se apartan notoriamente de los criterios de respeto que se le deben a un Secretario de Corte (que tiene el rango de un juez de Cámara), de la política de género y protección
de la mujer que la propia Corte lleva adelante, y de la independencia que se le debe a un periodista profesional».
Lorenzettti dice que no sólo Bourdin pidió salir del CIJ, sino que también lo hicieron algunos empleados. «En ese contexto, hubo un pedido escrito suyo para entregar toda la documentación de la Secretaría a una persona designada por locación de servicios por treinta días, que pertenece a una consultora privada», agrega el texto.
Con caras de piedra, tanto Rosenkrantz como Lorenzetti, junto a los otros miembros de la Corte, participaron hoy de la inauguración del encuentro de jueces J20, una especie de antesala del encuentro de presidentes del G20. Cuando se planeó ese encuentro el orador principal iba a ser Lorenzetti, que le tuvo que dejar su lugar a Rosenkrantz.
En el final de la carta, Lorenzetti le advierte que seguirá con la pelea. «Creo firmemente que el cambio de presidencia de la Corte Suprema no puede modificar los principios fundamentales de su funcionamiento y de su jurisprudencia. Ha costado mucho sacrificio cambiar lo que había, sufrimos muchas presiones, peroconstruimos una estructura de principios y valores que nos sostuvo todos estos años y que defenderé».
De todos modos, el ex presidente del máximo tribunal no la tiene fácil. También tiene que enfrentar la amenaza siempre latente de Elisa Carrió.