El niño de 12 años que se encontraba internado con muerte cerebral luego de que el auto en el que viajaba fue chocado por un vehículo robado en el que un delincuente escapaba de la Policía en la localidad bonaerense de Ituzaingó, falleció esta tarde en el Hospital Italiano del barrio porteño de Almagro.
Un tío de Luciano, llamado Javier, confirmó el fallecimiento a la prensa en la puerta de dicho centro asistencial de la Capital Federal, donde el chico estaba internado en estado «irreversible» desde anoche.
Una fuente policial explicó a Télam que el sospechoso detenido por el hecho, identificado como Carlos Soria, quien se encontraba en libertad condicional, fue llevado hoy ante la fiscal Natalia Narmona Luppi, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada de Ituzaingó para ser indagado por los delitos de «robo automotor y lesiones culposas».
Sin embargo, un vocero judicial consultado no descartó que la fiscal agrave la imputación al considerar que existió un «dolo eventual» de parte del imputado cuando conducía el auto robado.
El hecho investigado ocurrió ayer, alrededor de las 20, en Segunda Rivadavia y Acevedo, de Ituzaingó, donde Luciano Ramírez viajaba junto a dos amigos a bordo de un Ford Ka conducido por la madre de uno de esos chicos.
El auto estaba prácticamente detenido en la fila de vehículos que esperaba que se levantara la barrera de un paso a nivel cuando fue embestido desde atrás por un Chevrolet Onix color rojo que había sido robado momentos antes a unas cuadras de allí y que era perseguido por personal policial.
Tras esa primera colisión, el Onix se cruzó de mano, chocó también otros dos autos cuyos conductores estaban aguardando para cruzar las vías y finalmente detuvo su marcha.
Según las fuentes policiales, a bordo del Onix fue detenido el acusado Soria, mientras que el niño de 12 años que iba en el Ka debió ser rescatado del interior de ese auto por un vecino que pasaba por el lugar del choque.
Mientras Luciano era trasladado al Hospital Italiano en grave estado, los pesquisas policiales determinaron que el Onix había sido robado por dos delincuentes, uno de ellos armado, aunque en poder de Soria no se secuestraron armas, por lo que la sospecha es que la pudo haber descartado en la huida.
En tanto, para los pesquisas el segundo delincuente escapó a bordo de un vehículo color gris con el que se interceptó el Onix.