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Estrés e inseguridad

Por Santiago Gómez*

En el último tiempo han aumentado las consultas psicológicas como consecuencia de la ola de inseguridad que se vive en los diferentes lugres de nuestro país.

La inseguridad afecta también, a muchas personas que nunca han sufrido actos de violencia, debido a que están todo el tiempo en un estado de alerta, viendo el “peligro” y esperando que en algún momento algo malo les vaya a suceder.

Las personas víctimas de un robo, pueden generar diferentes trastornos de ansiedad como crisis de pánico, fobias, ansiedad generalizada, estrés postraumático y estados de depresión.

Los diferentes estresores que aparecen como posible amenaza contra la integridad de la persona pueden generar un estado de estrés malo o distres, que ocurre cuando se supera la capacidad de resistencia y adaptación del organismo.  Algunas de las consecuencias que provoca el estrés son: irritación, insomnio, alteraciones del humor, pérdida del apetito, cansancio desde la mañana temprano, disminución del rendimiento psico-físico.

El trauma es la exposición a situaciones amenazantes para la vida del sujeto, que va a generar perturbaciones emocionales como apatía; ira y pesadillas.

El estrés postraumático es el estrés posterior al acontecimiento traumático, como robos; violencia fisca,  secuestros,  violaciones y abusos sexuales, entre otros, en donde el sujeto experimenta un intenso temor y la sensación de muerte.

Los síntomas que caracterizan a esta problemática son:

– La re experimentación del hecho traumático: esto significa que la persona revive el suceso a través de sueños, alucinaciones y episodios disociativos.

– La evitación de estímulos asociados al hecho traumático: es decir se evita todo lo que tenga que ver con la situación traumática como, pensamientos, conversaciones, lugares, personas y todo aquello que se asocie o que le haga recordar al trauma.

– Aumento de la activación cerebral: que se manifiesta mediante la irritabilidad, problemas para la concentración, hipervigilancia, dificultad para dormir. Síntomas que no aparecían antes del evento traumático.

Los sucesos traumáticos influyen de manera significativa en la autoestima de la persona ya que afecta la confianza en uno mismo, con los otros y con el mundo en general. También aparecen alteraciones en el ámbito laboral, social y familiar del sujeto.

Las investigaciones muestran que las mujeres padecen más que los varones el estrés postraumático.

Para éste tipo de situaciones, resulta ser muy efectiva la combinación de la Terapia Cognitiva Conductual con el tratamiento farmacológico.

*Psicólogo. Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva.


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