El mediático valijero Leonardo Fariña, le envió una carta a mediados de 2015, a quien entonces era su abogada, Giselle Robles, en la que reconoció que formó parte de una “operación político-mediática” para erosionar al gobierno de Cristina Kirchner que se concretó en la famosa entrevista que le dio al animador del Grupo Clarín Jorge Lanata.
Esa carta está en poder del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, y fue presentada por la ex abogada de Fariña al declarar como testigo en la causa por la que se investiga una banda dedicada al espionaje ilegal y extorsión y que se inició con una denuncia contra el fiscal federal Carlos Stornelli, rebelde en el expediente por negarse a declarar.
Uno de los procesados por Ramos Padilla, el ex integrante de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Hugo “Rolo” Barreiro declaró como imputado y reconoció que el falso abogado Marclo D´Alessio le había dicho que necesitaba levantar un auto. Ese coche era un Audi que Fariña le había dado a Robles en parte de pago, dijo la abogada.
“Me preguntó a mí si yo podía conseguir alguien para buscar ese auto (el Audi A1 que Fariña le entregó a Robles como parte de pago)”, relató el ex espía en una extensa declaración ante Ramos Padilla a fines de marzo. La abogada cree que no pretendía robar el auto sino plantarle droga para inventarle una causa penal.
En su última declaración, el lunes último, Robles reveló que Fariña declaró con un guión armado por una abogada a la que identificó como “G.” que era empleada del ex Ministerio de Planificación y que había sido contratada por la AFI para involucrar a la ex presidenta en la causa de la ruta del dinero que llevaba adelante el juez Sebastián Casanello.
“Lo más llamativo es que además de aportar pruebas técnicas (mails, mensajes y permitir el peritaje a su celular) Robles entregó una carta de al menos cuatro páginas que Fariña le envió desde la cárcel en junio de 2015. Con una letra prolija, el ex esposo de Karina Jelinek hizo una serie de confesiones que hoy, a la distancia, podrían tener un impacto explosivo”, reveló el sitio BigBang.
“Entre otras cosas, Fariña revelaba en ese texto: “Agentes de la ex secretaría de Inteligencia me utilizaron a los fines de concretar un impacto institucional, una especie de golpe blando para erosionar la figura presidencial”, agrega la nota del colega Agustín Gulman.
“A fines de 2011 tomé la errada decisión de formar parte de una operación político mediática contra el señor (Lázaro) Báez, a la que accedí por una millonaria deuda que su empresa tenía para con mi persona. Esta operación constaba de realizar una serie de declaraciones públicas contra el señor Báez a cambio de protección jurídica y mediática. A su vez, esta operación constaba con la protección de personas como el señor Carlos Molinari y el señor Antonio de Marco”, dice la carta.
En otro tramo de sus anotaciones, Fariña asegura que en las maniobras se encontraban involucrados “jueces, políticos, sindicalistas y empresarios de todos los colores políticos”. La siguiente oración, como se observa, aparece borrada.
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“Con esto queda más que claro que mi detención no procede a una cuestión jurídica. A las personas no se les avisa que van a ser detenidos dos meses antes. Lo que yo hice con (Jorge) Lanata fue una operación mediática que fue minuciosamente planificada, organizada y ejecutada con parte de mi anterior defensa de común acuerdo con la producción de Periodismo Para Todos y agentes y servicios que manejaban la inteligencia de este país”, revela Fariña.
En otra de las páginas le decía que él era un “perejil” y que “Báez también”. “La cercanía de Báez con Néstor Kirchner generaba por conexidad un ataque a la presidente. Yo fui el medio de esos extremos”, agregaba el valijero, que entonces estaba detenido acusado de evasión agravada.
Sin embargo, Fariña recuperó su libertad en 2016, ya con el gobierno de Cambiemos en el poder, luego de haber declarado en la causa de Casanello para involucrar a CFK. El juez indagó a la ex Presidenta, pero luego le declaró la falta de mérito.
“Yo me di cuenta mediante un golpe durísimo contra la pared, como lo son los 15 meses que llevo preso, que hay cosas que el dinero no lo vale”, dice Fariña sobre el final y luego segura: “Por primera vez en mis 23 años conocí lo que es estar enamorado y sueño todos los días por poder estar al lado de esa persona. Queda más que claro que la ambición mata, ¿no?”.