Por Rafael Saralegui.
«Tenía pinta de depresivo», dijo una compañera de trabajo del supuesto violador de Villa Urquiza, arrestado en la madrugada del domingo en la puerta de un boliche de Palermo, llamado Azúcar, donde se baila salsa y merengue, después de que una de sus víctimas lo identificara cuando hacía la fila para entrar en el local. La mujer llamó al 911 y efectivos de la comisaría 25° lo arrestaron minutos después.
El sospechoso detenido tiene 54 años, es psicólogo, se llama Marcelo González Calderón y trabaja en el Ministerio de Justicia, donde está empleado desde hace más de 20 años, en la Dirección Nacional de Readaptación Social, según dijeron fuentes de la cartera a Crimen y Razón.
Estaba de licencia por vacaciones desde hace un mes aproximadamente.
Según recuerdan quienes tienen trato a diario con él, durante años trabajó en el programa «Las Víctimas contra las Violencias», a cargo de Eva Giberti, que tiene su objetivo consiste en brindar atención «a las víctimas de abusos o malos tratos, causados por ejercicio de violencias cualquiera fuese su naturaleza, en un ámbito de contención, seguridad y garantía de sus derechos».
Pero en 2011, junto con otros compañeros de tareas, fue trasladado a la Dirección Nacional de Readaptación Social, que depende de la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia. «Iba a las cárceles federales a entrevistar a los presos que estaban a punto de salir en libertad», explicó uno de sus colegas.
Para esa misma época, recuerdan sus compañeros, se separó de su pareja, y se fue a vivir primero a una pensión y luego a un departamento por la zona de Villa Urquiza. Quienes tenían trato con él dicen que era de perfil bajo, más bien tímido en el trato, pero educado, tranquilo, pero de carácter más bien depresivo. «Eso se veían en su aspecto, la ropa que usaba. Podría estar varios días con el mismo pantalón, parecía descuidado», recordó alguien que trabaja a diario con él.
Por eso a sus compañeros, les llamó la atención que González Calderón hubiera sido arrestado en la puerta de un local donde la música que se pasa invita a pasar momentos festivos. «No podemos creer que fuera un violador. Estamos todos shockeados», relató uno de sus compañeros. Enterada hoy de la noticia, una chica que tuvo trató con él, recordó una vez que tuvo una discusión y su reacción fue hiperviolenta. «Me habló de una forma horrible, me dijo cosas que no se le dicen a una mujer», explicó.
Era habitual que se fuera de la oficina, todos los días durante un par de horas, pero no por motivos laborales. Nadie sabía que hacía o adonde iba. Cuando alguien preguntaba, la respuesta entre sus compañeros era «nadie sabe que hace Calderón», como si hubiera una parte de su vida totalmente desconocida para los demás, inclusive para quienes compartía muchos momentos a diario.
González Calderón trabajaba en una sede que la Dirección de Reinserción Social tiene en el barrio de Constitución, junto a otros psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. Desde allí se dirigía hacia las cárceles para entrevistar a internos que estaban a punto de recuperar su libertad. Esta mañana, una hermana de González Calderón llamó a su trabajo para informar que había sido arrestado durante el fin de semana.
El acusado quedó detenido esta tarde, luego de ser indagado por el juez de instrucción Ricardo Farías, quien dispuso que siga detenido luego de que prestara declaración indagatoria. Mientras prestaba declaración fue allanado su departamento, donde se secuestraron elementos que servirán para probar los abusos cometidos.
Según informó la agencia Télam, se secuestró una computadora portátil durante un allanamiento realizado en el departamento del cuarto piso «C» del edificio situado en avenida Córdoba al 3005, del barrio de Recoleta. Una de las víctimas dijo a la policía que el agresor le robó una computadora notebook marca Asus, con carcasa marrón, similar a la hallada en el departamento allanado hoy. Además, los policías secuestraron del departamento un CPU, tres teléfonos celulares, tres juegos de aros con estuche que podrían pertenecer a otra de las víctimas de abuso sexual, quien denunció que su agresor le había robado bijouterie.
También encontraron una tarjeta personal con su nombre que decía ser diseñador gráfico. Este dato cobra importancia ya que una víctima de abuso sexual denunció que su agresor se había presentado como diseñador gráfico y que trabajaba para una Escuela de Arte, dijeron los investigadores.
Las fuentes consultadas por Télam dijeron además que los detectives encontraron un libro de Prácticas de Sometimiento de la Mujer con textos subrayados, como así también dibujos de mujeres desnudas, explicaron las fuentes policiales consultadas. Las fuentes señalaron que también se incautaron de varias prendas de vestir de características similares a las que vestía el supuesto autor de los abusos.