Rosenkrantz (con la flecha) en el casamiento de la hija de Pepín.

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, reconoció que es amigo de Fabián Rodríguez Simón, alias Pepín, el ex integrante de la mesa judicial de Cambiemos y que ahora está prófugo de la Justicia.

Lo hizo mediante un escrito que envió a la jueza María Servini, luego de que lo citara a declarar como testigo en la misma causa en la que Rodríguez Simón se escapó para no prestar declaración indagatoria.

La jueza investiga las presiones que sufrieron los dueños del Grupo Indalo para desprenderse de sus medios por negarse a ponerlos al servicios de Cambiemos cuando Macri llegó al Gobierno.

Rosenkrantz dijo que «las 59 llamadas que intercambió con el operador judicial macrista Fabián Rodríguez Simón estaban relacionadas con motivos «personales» y con que mantenían una «amistad» desde hacía 40 años», consigna el diario Página 12.

Es un hecho absolutamente inusual que un presidente de la Corte tengo que declarar como testigo en una causa penal. Los testigos tienen la obligación de decir la verdad.

Las charlas

En su declaración por escrito, Rosenkrantz negó que en sus conversaciones con Pepín habló de las causas judiciales del Grupo Indalo.

Un peritaje oficial que se incorporó en la causa revela las 59 conversaciones entre Rodríguez Simón y Rosenkrantz y otras 38 con Gabriel Bouzat, socio a cargo del estudio que encabezó el presidente de la Corte hasta que llegó al máximo tribunal.

Como es obvio el contenido de las conversaciones no se conocen porque los teléfonos de los dos no están intervenidos por orden judicial.

Pero llama la atención que pese a declarar que no conversó con Pepín de la suerte del Grupo Indalo, las resoluciones que tomó la Corte acerca de ese caso.

«Como informó este diario, un día después de de su jura en la Corte, el Centro de Información Judicial (que depende del tribunal) informó: «La Corte frenó el avance del concurso preventivo iniciado ante un juez de Chubut por Cristóbal López respecto de su empresa Oil Combustibles»», recuerda el diario.

La resolución

Rosenkranrz no firmó esa decisión «pero sí lo hizo en 2017 con la anulación del concurso. Cuando la AFIP interpuso el recurso extraordinario, Pepín activó llamados, entre otros con Rosenkrantz, con Alberto Abad, con el entonces ministro Germán Garavano (con quien se detectaron 120 contactos) y con José Torello (con quien tuvo 22)».

«En julio, la Corte pidió el expediente, también llamados con Pepín mediante. Para 2018 estaba allanado el camino para la quiebra, revertida este año», recuerda el diario.

Rosenkrantz reconoce en su escrito que tiene una relación de amistad con el prófugo, a quien conoció en la Facultad de Derecho y que le propuso integrar la Corte cuando Macri llegó a la Presidencia.

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Cuando declaró ante la jueza Servini, el empresario Cristóbal López describió las reuniones que mantuvo con Macri antes de que se convirtiera en presidente y con Rodríguez Simón, cuando ya estaban en el poder.

Los aprietes

“Entonces me dice que él necesitaba el canal para ir por Cristina. Le digo que es ir por Cristina y me dice hay que meterla presa, a lo que yo contestó no contés conmigo. Yo no soy amigo de Cristina, pero la aprecio y creo en el proyecto político del kirchnerismo. De ahí no se como fue la charla, no me acuerdo. Me quedé muy nervioso, me alteró. El no se mostró molesto ni nada, todo lo que dijo fue con naturalidad, como si hubiéramos hablado de arreglar una cena y la verdad que a partir de ahí no sé de qué hablamos, no lo recuerdo. Todos mis socios sabían de la reunión y querían saber cómo me había ido. A lo cual a todos menos a Fabián les dije que me había ido bien, que sólo estaba molesto por C5N. Al único que le dijo todo completo fue a De Sousa, que le manifesté cual era el pedido de ir por canal, por Cristina”, declaró López respecto de la reunión con Macri.

“Ustedes ganaron mucho en los últimos doce años, estos cuatro no van a ganar nada”, le dijo Pepín, cuando lo apretaron por la concesión de los tragamonedas que tenía en el Hipódromo.

Rodríguez Simón se fugó a Uruguay para no prestar declaración indagatoria ante Servini, quien primero autorizó su viaje y luego pidió su extradición cuando el amigo de Rosenkrantz se negó a volver al país.