Fue el comentario obligado en los tribunales penales de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano: la metida de pata del secretario de Seguridad, Sergio Berni, sobre el caso del violador de villa Urquiza. Hace diez días, el funcionario dijo que el caso estaba esclarecido con el arresto de un psicólogo que trabajaba en el Ministerio de Justicia y que había pruebas que lo incriminaban. «Se trata de psicópata», arriesgó. Lo cierto es que el sospechoso quedó en libertad por falta de mérito. Apresuramiento, pruebas endebles, presión mediática. Todas las variables son posibles para explicar el error. Un veterano secretario de un juzgado de instrucción fue más político: «Son tiempos electorales».