Por Rafael Saralegui
Uno de los casos más llamativos que se le achacan a la banda supuestamente encabezada por el fiscal Claudio Scapolán es el robo de más de 500 kilos de cocaína bajo la atenta mirada del funcionario, que luego fueron puestas a la venta durante el verano en la costa atlántica.
El increíble episodio es relatado con lujo de detalles en el auto de procesamiento que la jueza federal Sandra Arroyo Salgado dictó a dos secretarios de la fiscalía de Scapolán y a una decena de oficiales de la Policía Bonaerense como integrantes de una organización dedicada a la extorsión, el armado de causas y el robo de estupefacientes.
El robo de la mitad de un cargamento de drogas en el camino del Buen Ayre ocurrió en diciembre de 2013 y fue relatado por un testigo de identidad reservada ante el fiscal federal Fernando Domínguez, luego de presentarse en 2016 ante la fiscalía para denunciar las andanzas de la banda.
El ex policía Carlos Maidana relata con precisión lo ocurrido el día del robo de la droga ya estuvo allí convocado como testigo por los policías que armaron el procedimiento. Fue el mismo quien llamó para denunciar en forma anónima la existencia de una banda narco. Era todo parte de una farsa. Maidana usó otro documento para figurar en las actas como testigo.
El reclutamiento
Al declarar como imputado arrepentido, Maidana declaró que fue reclutado por la banda en 2012, cuando fue detenido en la calle, en el partido de Lomas de Zamora. Entonces estaba acusado de secuestro extorsivo, pero sus ex colegas lo dejaron ir a cambio de que comenzara a trabajar para ellos.
Maidana declara que dos de los policías sabían de la existencia de la cocaína y que lo mandan a hacer un seguimiento en un estacionamiento situado en el barrio de Palermo y que la sigue hasta la localidad de General Rodríguez. En un momento le pierde el rastro, pero luego la encuentran porque la camioneta tenía instalada un sistema de seguimiento satelital. Así llegan hasta una quinta en la zona de Moreno.
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“Magraner, Baeta y los otros dos policías fueron a hablar con el fiscal Claudio Scapolan para decirle que ya tenían ubicada dónde estaba la droga, yo sé que era ese fiscal porque ellos lo nombraban, era el que les daba las órdenes para que ellos pudieran trabajar. Sé que de todos los movimientos que hacían le decían al fiscal”, declara Maidana.
Maidana cuenta que ve salir a una camioneta Mercedes modelo Sprinter, seguida por otros dos vehículos. Como él estaba a pie, luego lo pasa a buscar otro integrante de la banda, Miguel Guzmán, a bordo de una camioneta Chevrolet S 10, que luego sería utilizada para llevar la droga robada. Los policía interceptan a la Sprinter en el peaje del Buen Ayre y la Panamericana.
Llega el fiscal
Cuando ya el procedimiento está en marcha, con los vehículos detenidos en un costado del camino llega al lugar el fiscal Scapolán, acompañado por uno de sus secretarios, Maximiliana Jarisch.
Así lo relata Maidana: “Estacionados los vehículos ahí llega el fiscal Claudio Scapolan, lo sé porque se presentó como tal, nos dio la mano a todos. Era de estatura mediana, morocho, peinado para atrás, en realidad es medio pelado pero tiene el pelo para atrás, vino acompañado por un muchacho joven de rulos (dijo que era empleado de la fiscalía). El fiscal me dijo que hablara con el otro testigo, Cristian Seu que llegó al momento del procedimiento solo, él también era amigo de los policías, ellos lo llevaron ahí, también era amigo de René Guzmán. El fiscal me dijo que hablara con Seu, me dijo que me fijara bien que no había cámaras en la zona que pudieran ver los movimientos que se hacían ahí y que bajara la cocaína que se iba a secuestrar y que la otra la pusiera en la camioneta. Eso me lo dijo el fiscal.”
“Se iba a separar la droga, la mitad iba a ir al piso para el secuestro (legal, “blanqueado”, lo que iba a ir en el acta de procedimiento), la otra mitad me dijo a mi a Guzmán y a Seu que la cargáramos en la camioneta en la Chevrolet S10. Era la mitad, eran unos bolsos azules con manijas negras, eran bolsos de unos 20 kilos. Pusimos entre 26 y 28 bolsos en la camioneta S10, en la caja y adentro de los asientos, me los iba pasando Baeta. Hasta ese momento era bajar la droga, pasarla a la camioneta la droga que no iba a figurar en el acta, taparle en la camioneta. Esa camioneta salió manejada por Guzmán, se cruzó enfrente al Shopping Soleil”, agregó Maidana.
Luego del procedimiento en la ruta, fueron hasta la quinta donde se había cargado la droga y se hizo un allanamiento. Allí encontraron más cocaína. Fueron hasta el lugar inclusive con la camioneta Chevrolet S 10 en la que habían cargado la droga que se habían robado en el Buen Ayer. Supuestamente allí siguieron con la farsa del procedimiento policial con el la redacción de las actas y el pesaje de la droga, claro si contar la que se habían robado.
Que vengan los medios
Como se trataba de un supuesto golpe al narcotráfico, luego convocaron a la prensa y hasta al entonces gobernador Daniel Scioli. El “procedimiento” fue llamado ante los medios como Leones Blancos, debido a dos figuras de esos animales que estaban en la puerta de entrada de la quinta.
“Terminado el allanamiento, de vuelta en caravana nos fuimos en dirección al acceso oeste para la brigada de narcotráfico de Quilmes. En el acta de procedimiento, yo doy los datos míos con el nombre Eduardo Marcelo Ruarte, aparezco yo como testigo del procedimiento, Cristian Seu, pero Guzmán no. Ellos me habían dado un papelito en el que figuraban los datos del tal Ruarte que era con el que yo me tenía que manejar, lo usé solamente ahí, pero físicamente el documento no lo tenía, sólo usé el nombre que ellos me dieron”, relata Maidana.
“El fiscal estaba al tanto de todo, que yo iba a figurar como testigo porque vino a hablarme directamente a mí, me dijo: Fijate cómo va a declarar el otro testigo, por Seu, mirá lo de las cámaras, que no me tomara ninguna cámara y fue el que dijo que distribuyéramos la droga entre el piso y la Chevrolet”, agrega el ex policía.
Finalmente, la droga robada fue llevada hasta un local donde funcionaba un pelotero y una concesionaria de autos que pertenecía a Baeta, uno de los policía que integraba la banda. Maidana cuenta que semanas más tarde lo llamaron para llevar la droga hasta Santa Clara del Mar, para ser vendida durante el verano en la ciudad de Mar del Plata, en plena temporada. Otra parte de la droga fue llevada hasta Mar de Ajó, también para la venta a los turistas.