En febrero el Gobierno espera cubrir las cuatro vacantes de la Cámara de Casación Penal Federal, el ya casi mítico concurso 281. El tema circula en las reuniones de Germán Garavano, Daniel Angelici y Pablo Clousellas. Estos actores repartirán las cuotas de poder en cada terna destinada al máximo tribunal penal de la Nación.

A saber:

– En la primera terna el favorito es Diego Barrotaveña. Tiene apoyo absoluto del juez y consejero Luis Cabral y del boquense Angelici. Es un juez con el cual el oficialismo va a enviar un mensaje a los gremios porque es quien condenó a José  Pedraza por la muerte del activista Mariano Ferreyra. Deja fuera de juego al juez tucumano Fernando Poviña y al juez de garantías bonaerense Gabriel Vandemberg.

–  En la segunda terna el favorito es Daniel Petrone. Es promovido por  el minstro Germán Garavano y se trata de un hombre que desde siempre se lleva con el operador judicial Javier Fernández. Acá hay fricciones porque Juan Mahíques (representante del Ejecutivo en el Consejo) y su jefe Angelici tienen excelente relación con el juez platense Pablo Vega, que a su vez es un protegido de Eugenio Zaffaroni.

– La tercera también está muy disputada. Garavano está jugado entero en favor de Karina Perilli, jueza de la causa AMIA. Clousellas querría a Guillermo Yacobucci (TOF número 7) con quien tiene una muy buena relación y acá también juega Ricardo Lorenzetti, que quiere ubicar en Casación a su secretario, Fernando Arnedo, uno de los hombres que más ha crecido en el cuarto piso desde que se activaron los casos de corrupción contra figuras del kirchnerismo.

–  El cuarto grupo  es el de nombres menos reconocidos para el gran público pero tal vez el más sensible para el Gobierno en el mediano plazo. Ahí aparece Daniel Obligado, juez de tribunal oral que va a llevar el juicio de lo que quedó de a causa de las escuchas ilegales en el gobierno de la Ciudad durante la gestión Macri.

Pero ahí está también el secretario de la Casación Javier Carbajo que ha ayudado a Angelici con un tema muy delicado de barras. Finalmente, aparece Marcelo Ferrante, hombre de la Procuración General, que le ha sido de enorme utilidad al interino Eduardo Casal.