| Un curioso debate

El día que Berni pensó que le estaban haciendo una «jodita» para Tinelli

El humorista que se hizo famoso por la frase «rompé, pepe, rompé», volvió loco al funcionario durante una charla organizada por el abogado Miguel Pierri. Increíble pero real.

Berni y Pierri durante el debate.

Berni y Pierri durante el debate.

Por Rodolfo Palacios

“Al que se porta mal, le damos con esto”, dice el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, y golpea el estrado dos veces con el martillo. El abogado Miguel Ángel Pierri, que está sentado a su lado, se ríe por la ocurrencia. Comparte el panel de disertantes el ex juez José Luis Bournissen.

Es jueves 27, en una hora comenzará el superclásico entre Boca y River, por la semifinal de la Copa Sudamericana, y todo parece transcurrir con normalidad. Berni, que se ha levantado a las seis de la mañana y de un momento a otro deberá irse a las corridas para supervisar la seguridad del partido, ignora que entre los asistentes habrá un hombre calvo, bajo y trajeado que, al mejor estilo Calabromas en el contra, va a contradecir la mayoría de sus conceptos.

En el comienzo de la conferencia, organizada por la Fundación de Altos Estudios “Abogados sin fronteras”, que preside Pierri, Berni se dedicó a hacer una introducción sobre el narcotráfico. Refirió que es un problema que lleva más de cien años. “Basta con referirse a la primera guerra anglo-china, un conflicto armado entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y China entre 1839 y 1842, por diferencias con comercio con opio en la China continental”, dijo Berni. Pero antes de que siguiera con su explicación histórica, ese hombre calvo y bajo lo interrumpió pese a que estaba previsto que la ronda de preguntas fuera al final de la charla.

“Berni, acá no vinimos a hablar del opio, vinimos a hablar de la gente que muere por la inseguridad”, lo interrumpió ese hombre. Berni lo miró sorprendido. “Agradezco la invitación de Pierri, abogado prestigioso y con experiencia. Vengo a debatir y a responder todas las preguntas”; había dicho al comienzo. Pero no esperaba la irrupción mediática del cómico devenido periodista inquisidor. Al final de la conferencia le contarían que el “contra” era Leo Rosenwasser, que en los noventa supo ser el humorista estrella de Marcelo Tinelli con el “Rompé Pepe”, el “ooosooo” y el “panadero”. Ahora es periodista de un programa de cable que saltó a la fama el día en que Juani, el hijo de Pierri, dijo al aire que el portero José Mangeri había matado a Ángeles. Hay varios videos en youtube de ese momento que, entre todos, suman casi dos millones de espectadores.

“¡Los muertos no vuelven, Berni! Las cosas están cada vez peor”, le dijo Leo en voz alta. Berni le respondió: “¿Sabe los índices de criminalidad de 2001?”. “No”, respondió el ex humorista. “Deme un dato, al menos. Si vamos a discutir, que sean cuestiones objetivas”. “No importa”, dijo Leo. “¿Cómo que no importa? Usted no dice ninguna novedad, venga a decir algo que aporte”, le dijo el funcionario nacional.

Leo dijo que venía como “papá de tres hijos” y en representación de los que no tenían voz y habían sido víctimas del delito. Cada vez que Berni volvía a hablar, Leo lo interrumpía:

–¿Por qué no lo resolvemos, Berni?

Otra de las frases que repetía cuando Berni enumeraba los logros de su gestión, eran:

–¡No alcanza Berni! ¡Los muertos no vuelven!

–Yo vine a hablar con ustedes a cara abierta, pero usted interrumpe a cada rato.

–¡Berni vine como papá! Quiero vivir seguro como queremos todos los argentinos.

–Bueno, no se enoje conmigo.

–¡Es que no alcanza, Berni!

–No se enoje conmigo.

A esa altura, algunos de los asistentes se preguntaron si era una joda para Tinelli. Otros le decían “Rompé, Pepe”. El tono de Leo parecía humorístico y teatral. Decía “No alcanza, Berni” con el mismo tono y énfasis con que decía “Rompé Pepe”.

Pierri comenzaba a incomodarse. Miraba a Leo y sin hablar parecía pedirle que al menos le dejara terminar las frases a Berni. Pero no le hizo caso.

–Berni, vine a preguntarle lo que le preguntaría más de la mitad de los que argentinos. Y le aclaro que yo voté a Cristina.

–Entonces en lugar de interrumpir haga una pregunta concreta.

–Bueno Berni, ¿cómo resolvemos esto, Berni?

–Mientras haya un solo delito tenemos que seguir trabajando. Hemos bajado el delito todos los días, sería un extraterrestre si digo que no faltan cosas para hacer.

–¡Pero no alcanza, Berni!

–¡Ya lo sé! Por eso hay que seguir trabajando. Ojo, esta es la discusión que me encanta, que me digan las cosas en la cara, sin falsedad.

–El 80% de la gente piensa como yo, Berni. ¿Cómo le explica a una madre a la que le mataron un hijo?

–No hay explicación.

En un momento, el abogado Alejandro Cabral, moderador de la charla, le dijo a Rosenwasser: “Leo, no te ofendas pero la idea es que hablen todos”. “Ok, no quiero hablar más porque se enojan”, dijo el humorista. Detrás suyo, las voces de las organizadoras de la charla, Vanina Hussein, la novia de Pierri, y Candela Arias, le pedían que dejara hablar a los demás.

–¿Cómo es su nombre? –le preguntó Berni.

–Leo.

–Señor Leo, el Estado son los tres poderes. Acá siempre se habla de corrupción policial, no del poder político y judicial. La droga mueve en el mundo más de 300 mil millones de dólares. Es una industria. Mire lo que pasa en Rosario…

–No hable de Rosario, hable de Buenos Aires –lo interrumpió Leo.

–Usted quiere acaparar todo, no deja hablar.

–¡Es que no alcanza Berni! Hay que parar la inseguridad… ¡Le hablo de la vida, Berni! No se ría…

–¡Deje el circo para después! ¡Deje el circo para después! Acá nadie se ríe –lo frenó Berni con tono militar y con poca paciencia. Haga una pregunta concreta.

–¿Qué piensan hacer para la campaña con el tema de la inseguridad? –lo interrogó Leo.

–¡Qué carajo me importa la campaña política! A mí me importa la seguridad, que es el principal problema dela gente.

Hubo aplausos en la sala.

Uno de los asistentes levantó la mano y le dijo a Berni:

–Mire, acá el señor Leo dice que viene como padre. Yo le digo, señor Berni, que a mi novia policía la han matado. Usted tiene muchas pelotas, por eso te voy a votar.

–Yo no hago campaña ni soy candidato a nada. Trabajo para que las cosas estén mejor, sé que falta mucho, tenemos que trabajar entre todos.

Leo volvió a la carga:

–Berni, ¿tenemos que decir que ganaron los malos?

–De ninguna manera. Aunque a veces hay una pelea contra la Justicia porque libera delincuentes, porque lo dice la ley y eso hay que cambiarlo, endurecer las penas tampoco ha servido. Fìjese las leyes Blumberg. ¿Mejoraron algo? Usted está un poco alterado…

–¡Es mi forma de hablar, Berni! Lo único que falta es que digan que vine a pelear con alguien que me triplica la altura. Quiero que los pibes asesinos vayan en cana.

–Hay que hablar con argumentos o cifras en la mano. O saber que se están haciendo cosas. Hay un 60% reincidencia. El índice de homicidios es 4.6 crímenes cada 100 habitantes, de los más bajos de Latinoamérica. El problema penitenciario también hay que resolverlo.

Como Rosenwasser mandaba mensajes por el celular y ya no interrumpía, Berni lo chicaneó:

–Al señor Leo lo ve más preocupado por el clásico que por la seguridad.

–Berni, yo hablo por la gente.

–A ver si es cierto, levanten la mano los que crean que el señor Leo tiene razón.

En la sala nadie levantó la mano.

–Claro, acá no me apoyan porque no quieren quedar mal con usted.

–Señor Leo. Le puedo asegurar se me parte el corazón cuando matan a alguien y voy a los hechos. Sólo un marciano o un idiota puede pensar lo contrario, que no nos preocupa resolver esto.

–¿Me dijo marciano o idiota? –se preguntó Rosenwasser entre risas.

–¡No se ría! –lo retó Berni.

–¡No me estoy riendo!

Berni siguió hablando del proyecto de derribo de avionetas narcos, de los extranjeros que delinquen, de la nueva camada de policías de la Federal, y de la convivencia con la Policía Metropolitana. La charla terminó. Berni se paró, saludó a los asistentes, uno por uno. Dejó fotografiarse con Leo Rosenwasser y partió con rapidez junto a sus dos colaboradores.


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