| Alejo Ramos Padilla

El desembarco de un juez federal en Bahía Blanca que provoca ebullición

Alejo Ramos Padilla fue nombrado como subrogante en el juzgado federal de esa ciudad, donde se tramitan causas de derechos humanos y otras que interesan al kirchnerismo.

Ramos Padilla pertenece a Justicia Legítima.

Ramos Padilla pertenece a Justicia Legítima.

La justicia de Bahía Blanca está en plena ebullición. La semana pasada el kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura estableció nombrar allí al juez de Dolores Alejo Ramos Padilla, integrante de Justicia Legítima, cercano a la procuradora Alejandra Gils Carbó y a organismos de Derechos Humanos.

En resumidas cuentas, el juez tiene un perfil que poco tiene que ver con los tribunales de esa Ciudad, donde los legados no escritos de la dictadura militar todavía se hacen sentir.
Ramos Padilla llega al juzgado 1 en reemplazo de los subrogantes Santiago Ulpiano y Claudio Pontet. Este último fue nombrado al frente del juzgado  en diciembre de 2014 pero sólo para resolver en tres causas por delitos de lesa humanidad.
Primero, el ya subrogante Ulpiano pidió una licencia, justo cuando los fiscales Miguel Palazzani y José Nebbia pedían la declaración indagatoria del cura prófugo Aldo Vara y el arzobispo Guillermo Garlatti por encubrimiento en la causa que complica al empresario de medios Vicente Massot.
A Martínez lo reemplazó uno de sus secretarios, Álvaro Coleffi, quien no sólo motorizó las indagatorias sino que además indagó a Massot y allanó el diario La Nueva Provincia. Pero pronto fue obligado a apartarse por haber presuntamente filtrado una escucha telefónica en una causa judicial en la que se investiga por narcotráfico al novio de la vedette Mónica Farro.
En su lugar fue ungido Pontet, que a pesar de ser recusado por la fiscalía por “posible imparcialidad” y cuestionado el método de su designación (a través de la Cámara Federal de Bahía Blanca y no el Consejo de la Magistratura), decretó con una celeridad asombrosa la falta de mérito de Massot.
Más allá de la causa contra Massot, lo que verdaderamente le importa al kirchnerismo son algunos avances que había logrado Ulpiano investigando a tres empresas bahienses que le habrían suministrado facturas truchas al empresario kirchnerista Lázaro Báez.
Esa causa es elemental por la conexidad que tiene con el expediente por lavado de dinero que investiga el juez Sebastián Casanello. En la Rosada causa temor un rumor que llegó desde Bahía: en el entramado de esas empresas habría un ejecutivo que estaría proporcionando información muy sensible en ese caso y que abarca otros negocios que desarrolla Osvaldo Sanfelice, el Bochi para los amigos y una suerte de mentor para Máximo Kirchner.
Se descuenta que en ese caso apenas intervenga Ramos Padilla será recusado y, es casi seguro, la Càmara lo removerá para ubicar allí otro juez. Esta jugada ya se conoce en los círculos más encumbrados de la ciudad, el ámbito más reciente fue en un asado en el chalet de Néstor Montezanti, titular la Cámara bahiense.

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