Desde que se desbarató el laboratorio de metanfetamina en Ingeniero Maschwitz el 17 de julio de 2008 -y que registró detenidos de nacionalidad mexicana-, y el triple crimen de General Rodríguez pocos días después, mucho se ha hablado de temas que, hasta entonces, sólo aparecían fugazmente en los medios.
A veces se hablaba de drogas, “narcotráfico”, “cárteles”. Pero pocos sabían qué era un precursor químico, tornándose normal hablar de “efedrina”. Prácticamente no existían antecedentes de producción de metanfetaminas a nivel nacional. Tampoco se había descubierto antes un laboratorio de esas características.
La investigación de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires había marcado un hito en la lucha contra el narcotráfico en el país poniendo al descubierto una organización internacional compuesta por mexicanos, argentinos y de otras nacionalidades; éstos habían instalado un laboratorio destinado a la producción de metanfetaminas en Maschwitz, con el fin de “exportar” el producto al mercado estadounidense (donde se le conoce como crystal meth).
Durante aquellos procedimientos, se incautaron 201.397 dosis de dicho estupefaciente, cuyo valor se estimó en su momento en 30 millones de dólares (al valor del mercado norteamericano). El éxito del procedimiento condujo a nuevas preocupaciones relacionadas con el precursor químico básico para la elaboración de metanfetamina, esto es, la efedrina.
El marco exterior
Promediando la primera década del nuevo milenio, algunos cárteles mexicanos de la droga intensificaron la producción de metanfetaminas y, con ellas, la demanda de su principal precursor, la efedrina, que debían importar de la República Popular China o de la India. Tal fue la actividad en ese sentido, que las autoridades de los Estados Unidos Mexicanos prohibieron su importación para todo concepto en el año 2007, aunque se perjudicara con ello la industria farmacéutica; ésta se vio forzada a investigar sobre sustancias químicas alternativas para reemplazarla en la elaboración de medicamentos.Fue obvio entonces suponer que los narcotraficantes mexicanos buscarían efedrina en otros países, donde la importación fuera legal, o donde las restricciones pudieran ser superadas. La República Argentina se convirtió, pues, en objetivo.
El marco interno
En la Argentina, ya comenzaba a registrarse la aparición de “envíos camuflados” de efedrina hacia México. En el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, autoridades de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y funcionarios de Aduana impidieron numerosos intentos para traficar el precursor. Esa modalidad llamó la atención de las autoridades, que se dieron a la faena del respectivo análisis de situación.
Cabe destacar que, en nuestro país, la importación de efedrina es legal si la empresa se encuentra inscripta en el Registro Nacional de Precursores Químicos. Lejos estaba de pensarse que la explotación de ese mecanismo constituía una “avanzada” de narcos mexicanos, que intentaban instalarse en la Argentina y fabricar directamente la metanfetamina en el orden local. De tal suerte que, aquel 17 de julio de 2008, la policía abortó uno de los intentos de consolidación de narcos mexicanos más peligrosos que hayan tenido lugar, cuyas consecuencias -de no haberse procedido- hubiesen sido inestimables. Claro está que pocos dimensionaron la gravedad del hallazgo, considerando que esta actividad era “cosa de unos pocos mexicanos dispersos”.
Esta organización narco había dejado huellas de su presencia en noviembre de 2007, cuando la Policía Bonaerense encontró rastros de un precario laboratorio de anfetaminas. Se incautaron, en aquella oportunidad, cajas vacías de medicamentos que contenían en su fórmula “pseudoefedrina”. Ello evidenciaba que, hasta entonces, no habían conseguido línea directa con la provisión de efedrina; logro que sí cosecharon en julio de 2008, al hallarse envases vacíos de la productora india Malladi.
Todo ello permitió concluir que el “negocio” comportaba dos facetas. Una de ellas: el envío del precursor hacia México, dado que lo que aquí podía adquirirse por 100 dólares en promedio, en tierra azteca la cotización crecía hasta alcanzar los 10 mil dólares. La otra cara de la operatoria consistía en poner manos a la obra para producir la sustancia en territorio nacional argentino. Las importaciones del producto se habían quintuplicado apenas en un par de años, mientras que el contrabando hacia México había crecido casi seis veces. Los narcos mexicanos habían puesto la mirada en la República Argentina y sus naciones limítrofes.
Si bien la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA) demoró en incluir a la efedrina entre las sustancias a perseguir, dedicó un párrafo completo a este ítem y a la Argentina en su discurso de apertura de la XXVI Conferencia Internacional de Fuerzas Antidrogas: “Vemos que están constituyéndose nuevas redes químicas para el contrabando de efedrina, desde la Argentina hacia México, y el tráfico de efedrina entre la Argentina y los países vecinos. La oficina de drogas argentina reportó que, durante 2007, las importaciones de efedrina crecieron de 5 a 26 toneladas”.
La especial relevancia del tema ha marcado una nueva metodología en el combate contra el narcotráfico, totalmente inédito en la Provincia de Buenos Aires como en el resto del país e, inclusive, de países de la región.
En la continuación de las investigaciones originadas por la desarticulación de dicho laboratorio, se efectuaron numerosos y diversos procedimientos, tendientes a la incautación de la efedrina en su rol de precursor químico, utilizado tanto para la fabricación de metanfetaminas como para su contrabando hacia países productores de dicha sustancia.
Es así que en la totalidad de los procedimientos efectuados en distintos puntos de la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otros distritos, logró confiscarse un total de 8.900 kilos de efedrina; ello remite a la mayor cantidad de dicho precursor secuestrado en la Provincia y que hubiese reportado una ganancia millonaria en de dólares para los narcotraficantes.
Medidas para precursores químicos
A partir de la detección del laboratorio de producción de metanfetaminas y del contrabando de efedrina, distintos organismos de control reformularon y profundizaron las acciones para detectar el desvío ilegal no sólo del precursor, sino de otros utilizados para la fabricación o estiramiento de sustancias estupefacientes.
El desmantelamiento del laboratorio de Maschwitz en 2008 motivó a una atención especial de parte de las máximas autoridades nacionales que, en su oportunidad, procedieron a la elaboración de distintas estrategias para evitar la proliferación sistemática de las nuevas metodologías detectadas, entre ellas, la resolución conjunta 932, 2529 y 851/08, limitativa de las importaciones de efedrina y derivados.
¿Aprenderemos?
Los ocho mexicanos acusados en aquel entonces bajo cargos de narcotráfico (comercialización y producción) y condenados por la Justicia Argentina a penas de entre seis y siete años de prisión, fueron beneficiados oportunamente por la Ley Nacional de Políticas Migratorias (25.871), que establece que todos aquellos extranjeros que cometan delitos graves y sean condenados a más de tres años de prisión pueden ser expulsados del país al cumplir la mitad de sus condenas. “El costo de los pasajes es una carga pública”, relató uno de los abogados de los ciudadanos extranjeros; quiso decir que el gasto de traslado corrió por parte del Estado argentino.
El rol geopolítico de la Argentina, las falencias en áreas tales como Educación, Salud, Justicia y políticas sociales confeccionan un combo que facilita -e incluso motoriza- la amplificación de la inseguridad y el narcotráfico. Estas variables continuarán enquistadas en nuestra sociedad por un tiempo, y continuarán constituyéndose en vedettes permanentes de los titulares de los grandes medios de comunicación.
*Comisario Retirado. Ex superintendente de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense.