Por Rodolfo Palacios.
Los hechos podrían resumirse así: un hombre estaba obsesionado con dos hermanas. Las seguía, las vigilaba desde enfrente a su casa. Una vez intentó subirlas por la fuerza a un auto. Otro día, según denunciaron las mujeres, les apuntó con una pistola, amenazó con matarlas y desnudó a una de ellas con la intención de violarlas. Una de las chicas lo apuñaló con un Tramontina. El atacante sobrevivió. Las víctimas terminaron convirtiéndose en victimarias: ahora las juzgan en Moreno por tentativa de homicidio. El presunto abusador está libre.
El caso generó una polémica: ¿por qué la Justicia no consideró que las dos chicas actuaron en legítima defensa? ¿Un hombre que mata a un ladrón que entra a robar en su casa puede ser absuelto pero dos jóvenes que se defienden de un supuesto abusador tienen que ir presas?
“Este caso es gravísimo y puede sentar un precedente en otros hechos en los que las mujeres se defiendan de los violadores”, denunció Luciana Gómez a CyR, que integra junto a representantes de entidades sociales y de derechos humanos una comisión especial que se creó para pedir la libertad de Marina y Aylén Jara, de 19 y 21 años.
El 19 de febrero de 2011, Marina y Aylén fueron a bailar a un boliche de Moreno. Cuando volvían a su casa, poco después de que amaneciera, se cruzaron con Juan Antonio Leguizamón (35), que hacía pocos días había purgado una condena por robo. Lo conocían porque eran amigas de su hermana y eran vecinos (vivían a dos cuadras). Le temían porque él desde hacía tiempo tenía una idea fija: acostarse con ellas.
Según denunciaron, Leguizamón les apuntó con un arma, disparó dos veces al aire, tiró al piso a Aylén y la desnudó. En ese momento, siempre según declararon las chicas, Marina sacó un cuchillo de su cartera (dijo que lo llevaba porque una vez le habían robado las zapatillas) y lo apuñaló por la espalda. Leguizamón sobrevivió y denunció en la comisaría 5° de Paso del Rey que las dos chicas lo habían apuñalado y amenazado con un arma.
Es por eso que el primer parte policial decía que Leguizamón fue atacado por las mujeres cuando iba a trabajar: “Fue interceptado por las hermanas Ailén y Marian, donde Ailén con un arma de fuego lo golpeó en la cabeza y el resto del cuerpo y Marina, con un cuchillo lo golpeó en distintas oportunidades”. Uno de los policías que intervino en el sumario fue separado de la fuerza por pedir coimas.
Marina y Aylén nunca lograron que los investigadores les creyeran, aunque resultaba inverosímil que dos jóvenes mujeres se pusieran de acuerdo para atacar a un hombre. Leguizamón declaró que le pegaron culatazos en la cabeza y lo acuchillaron porque, según él, ellas tuvieron una pelea porque salían con él.
Las hermanas están presas desde hace un año y ocho meses en la cárcel de Los Hornos. La pesquisa tuvo irregularidades. Por ejemplo, no se hicieron las pruebas de dermatest para confirmar si el arma fue disparada por Leguizamón, tal como contaron Marina y Aylén. Además Aylén se quejó porque no le dejaron leer su declaración antes de firmarla.
“Se defendieron de un acosador. Actuaron para no ser víctimas de violencia sexual. Es inaceptable que mientras el atacante está libre y saludable caminando por su barrio, con toda impunidad, Marina y Ailén se encuentren en prisión hace dos años y deban justificar ante un Tribunal haberse defendido”, dijo Romina Amor, integrante de la Campaña nacional contra las violencias hacia las mujeres.
Para el fiscal Guillermo Altube, no hubo legítima defensa sino un ataque a Leguizamón. Por eso pidió a los jueces Fernando Bustos Berrondo, Marco Barski y Graciela Larroque, del Tribunal Oral en lo Criminal Número 2 de Mercedes, que condenen a las hermanas “por homicidio simple en grado de tentativa, más lesiones graves y uso de arma”.
“Es una aberración jurídica. Podrían condenarlas a ocho años de prisión. Esto fue un claro caso de violencia de género. Este hombre, que ahora aparece como el acusador, las seguía y las acosaba todo el tiempo. Lo han declarado varios testigos, incluso algunos le tienen miedo. Además él era el que llevaba el arma”, dijo Luciana Gómez. Además reivindicó “el derecho de todas las mujeres a defenderse de los ataques sexuales y de toda forma de violencia de género”.
El veredicto está previsto para el 9 de abril. Ese día, Marina y Aylén volverá a cruzarse con Leguizamón. Pero para la justicia ellas son las acusadas. Y él, la víctima.