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Después de seis horas terminó la toma de rehénes

Un matrimonio y su hija de 9 años estuvieron cautivos durante seis en su propia vivienda por dos delincuentes que los liberaron sanos y salvos tras negociar su entrega con la Policía y la Justicia, en el partido de Islas Malvinas.

El hecho comenzó alrededor de las 14 y finalizó a las 20.20 en una casa ubicada en la intersección de las calles Seguí y Cura Brochero, de esa localidad del partido de Malvinas Argentinas, en el noroeste del conurbano bonaerense.

«Lo que se hizo fue prevalecer la vida antes que cualquier daño colateral», dijo al finalizar la toma de rehenes el jefe de la Policía bonaerense, Hugo Matzkin, quien agradeció a la jueza y la fiscal del caso porque pusieron «su cuerpo para solucionar esto», informó la agencia Télam.

Todo comenzó cuando los dos delincuentes vieron al hombre en la puerta de su casa y lo obligaron a ingresar a la propiedad con intenciones de apoderarse de dinero y artículos de valor, pero en ese momento un vecino que observó lo que ocurría avisó al 911.

Lo mismo fue observado por un hijo mayor del matrimonio, que estaba en un patio lateral con su novia y evitaron quedar como rehenes de los ladrones.

Un móvil policial de la seccional local llegó de inmediato impidiendo que pudieran huir, y en pocos minutos la zona se llenó de policías y arribó el Grupo Halcón para negociar con los asaltantes.

Los delincuentes pidieron enseguida la presencia de los medios y de la Justicia y uno de ellos se identificó como Marcelo Leonardo Ameijeiras (42), uno de los seis presos que se escapó en septiembre de la comisaría 1ra. de Moreno, hecho por el que un policía está preso ya que les habría cobrado 5.000 pesos.

«No es un robo, la Policía nos perseguía y nos metimos acá para preservar nuestras vidas», aseguró Ameijeiras a la prensa presente en el lugar y advirtió que eran cuatro ladrones, tenían armas largas y una granada.

Ameijeiras, alias «Correntino», tuvo su primera causa penal cuando tenía 18 años, cometió un homicidio durante un robo en 1997 por el que fue condenado a prisión perpetua y se fugó dos veces de sus lugares de detención, según surge de su prontuario.

«Me quiero ir bien, no los quiero lastimar, no soy un asesino. Nosotros queremos declarar ante la justicia. Si no nos hacen caso se pudre todo y va a ser un río de sangre», agregó y dijo que en su fuga «estuvo involucrado el ministro de Justicia (Ricardo Casal) y el señor gobernador (Daniel Scioli)».

Casal desmintió totalmente la versión del preso y sostuvo que «un delincuente que dice eso es un loco alienado».

Mientras se mantenían las negociaciones, los delincuentes se negaban a liberar a la niña y a un supuesto bebé que dijeron que había, pero finalmente dejaron salir a la dueña de la vivienda, llamada Azucena.

Poco después, salió Ameijeiras en evidente estado de ebriedad y  vestido sólo con pantalones blancos, y se comprometió cara a cara a entregarse con  el jefe de la Policía bonaerense, Hugo Matzkin, y le dio la mano.

Después, mientras el cómplice que decía llamarse Julio gritaba desde el interior de la casa, pidió hablar con la jueza de Garantías 6 de San Martín, Elena Persichini, quien estaba presente allí con la fiscal de Malvinas Argentinas Karina Carbonella.

A ambas les prometió que iban a entregarse a las 20, pero exigió no ser llevado a un penal porque en ellos habían intentado matarlo cinco veces y reclamó garantías para su seguridad.

«Entregate, te vas a la alcaidía de José C. Paz. Pero hablamos en mi despacho, acá no», le gritó la magistrada, que habló con el delincuente detrás del negociador del Grupo Halcón.

Poco después de este acuerdo, la niña de 9 años fue liberada y toda la familia terminó siendo llevada al hospital para una revisión general.

Finalmente, a las 20.20, se entregaron a las autoridades y fueron trasladados en patrulleros separados a la Alcaidía Judicial de José C. Paz.


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