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Daniel Solano, el trabajador golondrina asesinado por policías

Por Gabriela Oprandi.

El próximo lunes se cumplen 365 días de la desaparición de Daniel Solano, un joven de 27 años que fue visto por última vez, el 5 de noviembre de 2011 en la localidad rionegrina de Choele Choel. La causa tiene siete policías detenidos acusados de secuestrar, golpear y asesinar al joven;  y otros 15, acusados de encubrir; pero el cuerpo de Daniel sigue sin aparecer.

Desde la semana pasada la aparición de un cadáver semienterrado en el cauce del río Negro, a unos 80 kilómetros de Choele Choel, y cerca del lugar donde se cree puede haber sido asesinado Daniel, mantiene en vilo a los familiares del joven. La Justicia espera los resultados de los estudios de autopsia y los análisis de ADN, para determinar si se trata o no del cuerpo del jornalero.

En diálogo con Crimen y Razón el fiscal Guillermo Bodrato a cargo de la investigación, confirmó que la hipótesis principal que se maneja está relacionada con la trata de personas. “La hipótesis más firme es que el chico el 5 de noviembre vino a bailar a Choele Choel desde la localidad de Lamarque y que en medio de la noche fue sacado por tres policías adicionales que lo habían “marcado” y cuando lo sacaron, luego de golpearlo, lo subieron al patrullero con la ayuda de otros policías que se sumaron y de ahí nadie lo volvió a ver”.

Para el fiscal, Solano fue asesinado por organizar gremialmente a sus compañeros.

Bodrato explicó que con el término “marcado”, se refiere a que el chico -según pudo comprobar a través de la declaración de varios testigo- estaba organizando una actividad gremial para reclamar mejores condiciones laborales, y que por eso la policía entró a buscarlo a él .

Por tal motivo es que a la causa principal que investiga a los autores materiales del hecho, se le suma una investigación por trata de personas. El fiscal pidió que la Ufase –Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas – sea quien investigue este hecho.

La noche del 5 de noviembre, según contaron testigos en la causa, Daniel fue cargado en una camioneta Ford Eco Sport de la policía provincial, luego de ser golpeado y llevado a la Isla 92 (balneario de Choele Choel), un lugar ubicado a pocas cuadras del boliche al que había ido a bailar con algunos compañeros de trabajo.

Un día antes de desaparecer, y según consta en el expediente, Daniel había recibido el primer pago por su trabajo. Con ese dinero se compró un celular con el que habló con su padre, a quien le dijo que le habían pagado una parte del sueldo y que pensaba organizar con sus compañeros un reclamo para el lunes siguiente.

Daniel había llegado al sur, desde la ciudad salteña de Tartagal para trabajar en el raleo y cosecha de manzanas en la empresa Agrocosecha. Era la tercera vez que viajaba a trabajar en la cosecha de manzana.

Entre otras pruebas que forman parte de la acusación en contra de los policías, esta la declaración de un testigo de identidad reservada que contó que él con algunos compañeros de trabajo, realizaron un rastrillaje a cuatro días de la desaparición y encontraron la billetera y las zapatillas de Daniel y se las entregaron a la policía. Pero esas pruebas no están en el expediente, porque nunca fueron llevadas a la Justicia. Uno de los policías que estuvo en el rastrillaje, declaró que el 9 de noviembre, escuchó por la radio policial que se “habían encontrado la billetera y las zapatillas de Daniel, y que habían sido recolectadas por el personal de Criminalística”.

La detención de los siete policías ocurrió en el mes de julio pasado, y la Cámara de la ciudad de General Roca confirmó los procesamientos con prisión preventiva para los siete policías imputados.

Para los próximos días se esperan los resultados de los análisis de ADN y el de la autopsia para saber si el cadáver encontrado la semana pasada es el de Daniel, o si se trata del cuerpo de un joven paraguayo desaparecido en febrero pasado y que según creen los investigadores, podría tener relación con la causa Solano.


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