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Crónica en caliente de la convulsionada noche cordobesa

CORDOBA (Enviado especial).-

«¡Es un cordobazo!», decían algunos, quizás por la conmoción que se vivió en la noche del martes en la capital de Córdoba, jaqueada por los saqueos que se desataron por el autoacuartelamiento policial en reclamo de mejoras salariales.

Ahora que las cosas parecen a punto de solucionarse, es necesario decir que lo ocurrido nada tiene de parecido a lo ocurrido aquí con el movimiento del 29 de mayo de 1969, motorizado por sindicalistas y estudiantes que puso en jaque a la dictadura de Onganía.

Decenas de comercios fueron saqueados.

Decenas de comercios fueron saqueados.

El gobierno de José Manuel de la Sota estuvo en jaque por una policía acusada de estrechos vínculos con jefes del narcotráfico y que en las últimas horas decidió abandonar sus puestos mientras el mandatario se encontraba de viaje por Colombia, lo que lo obligó a retornar antes de tiempo a la provincia.

Hay dos cosas que hicieron de la noche de anoche una noche de moderna anarquía: el protagonismo de los motochorros («¡hay motochorros tirando tiros a los edificios!», dijo alguien, y hoy varios fierros retorcidos –de lo que solían ser motos– decoraban las calles vacías) y la confusa condición de plataforma de pánico y a la vez de humor que adoptaron las redes sociales.

Quien hasta ahora es la única víctima mortal es un joven de 20 años que recibió un disparo en el pecho cuando viajaba con un acompañante por una zona de las zonas más caldeadas de la capital provincial.

Ayer a la tarde la situación no generaba todavía tanta preocupación, pero con el correr de las horas empeoró. La ausencia de policía había comenzado a la mañana, pero los negocios abrieron como siempre. Hoy, en cambio, había varios cerrados. Se suspendieron las clases, los bancos no atendieron y hubo asueto en la administración pública.

Ayer a la noche el silencio en la Cañada y en la General Paz (dos calles céntricas) era sorprendente para los locales. Las calles estaban vacías, sólo surcadas por motos. ¿Eran motochorros? De repente todos pasaron a ser sospechosos. También se veía a gente con palos, como herramienta de defensa.

Los rumores corrieron durante toda la madrugada, el cronista escuchó que habían saqueado el shopping céntrico Patio Olmos, pero la especia no pudo ser confirmada.

La zona de Nueva Córdoba (universitaria y bohemia) era una de las más calientes en el centro. Los pocos taxis que circulaban, no entraban ahí. Y durante la madrugada los vecinos armaron barricadas en las calles y se quedaron en las veredas para enfrentar a los saqueadores. «Yo me quedé toda la noche», dijo Estefano, un muchacho de 21 años que estudia relaciones internacionales en una universidad privada.

Por el narcoescándalo que sacude a la provincia, el malestar es generalizado, hacia adentro de la fuerza, y en la calle. La policía de Córdoba, como la de Buenos Aires y la de Mendoza, tiene muy mala fama.

En su apurado regreso, el gobernador De la Sota dijo que el conflicto policial era consecuencia de la inflación y responsabilizó de ese fenómeno al gobierno nacional, que no lo puede resolver. Aseguró que no tiene fondos para pagar los sueldos que los amotinados reclaman, aunque dijo que hizo ofertas que deberían ser tenidas en cuenta. Después del mediodía el mandatario anunció que se había llegado a un principio de acuerdo.


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